Tiempo de júbilo y diversión en familia. Eso es la Navidad para la mayoría de los castellonenses. Una realidad a medias que en muchas ocasiones olvida a los cientos de personas que malviven en la ciudad, mendigos e inmigrantes sin techo que no tienen dónde pasar la Nochebuena y que un año más se las verán con el frío y el hambre para sobrevivir un días más.

El Padre Ricardo, responsable del único comedor para pobres de Castellón, explica que, debido a la inmigración, "son ya cientos de personas las que pasan estas fiestas, como el resto del año, durmiendo en los albergues o en casetas abandonadas del campo, que hay muchísimas". Los centros de ayuda a los indigentes están desbordados y "la continua llegada de inmigrantes ha triplicado el número de pobres en Castellón en el último año", dice el padre.

A pesar de la ayuda que proporciona el comedor durante estos días, Cáritas Diocesana (que ha atendido este año a más de 10.000 personas) y Cruz Roja, (que proporciona asesoramiento al inmigrante), son pocas las opciones que les quedan a estar personas para no pasar estas fiestas en la calle porque "las atenciones siguen siendo pocas", asegura el padre, que demanda "una oficina de atención específica para el inmigrante". Según dice, estas personas se sumen en un profunda soledad estos días porque "se ven excluídos del ambiente de alegría que impregna la ciudad y esto es muy duro para ellos".