Hay sucesos que se repiten, de forma periódica, en la historia de los pueblos. Paralelismos en los acontecimientos felices, pero también en los momentos de tristeza y tragedia. La zozobra del desastre irrumpe en la cotidianidad con demasiada frecuencia. El pasado domingo, los castellonenses asistimos, entre la congoja y la sorpresa, a uno de los acontecimientos más luctuosos que se ha vivido en estas tierras del norte de la Comunidad Valenciana en los últimos años, la muerte por asfixia de 18 amigos que celebraban una fiesta den cumpleaños en el ermitorio de Sant Crist²fol en la Todolella. Esta tragedia coincide con el 25 aniversario de otro suceso que también llenó de tristeza a los castellonenses, el fallecimiento en el incendio de una casa de una mujer de 35 años y de sus hijos de cinco y tres años. También éste fue un hecho trágico que alarmó, llenó desánimo a los vecinos de Castellón y reveló hasta qué punto la vida se trastoca en tragedia en el momento más insospechado. El incendio ocurrió en una casa unifamiliar en la avenida Pérez Bayer de Benic ssim, y la mujer y los tres niños fallecieron por asfixia a consecuencia del humo que provocó la combustión de muebles y enseres del hogar. El entierro de las tres víctimas fue también una manifestación de dolor que unió a todos los vecinos de Benic ssim en el sentimiento de condolencia hacia esta familia, que era querida en la población turística castellonense.

Y también esta semana de febrero ha coincidido el secuestro de varios funcionarios en la Embajada española en la ciudad suiza de Berna, que afortunadamente ha concluido sin víctimas ni daños. Hace 25 años, miembros de la guerrilla guatemalteca secuestraron la Embajada de España en este país latinoamericano. Se celebraba una recepción, y en el interior de la legación diplomática se dieron cita importantes personalidades de Guatemala así como el personal de la embajada. Los guerrilleros irrumpieron en el edificio de la legación y tomaron como rehenes a todos los presentes. Exigían mejores condiciones de vida para los campesinos. El Gobierno guatemalteco ordenó el asalto a la Policía que resultó un fracaso pues se saldó con 27 muertos, entre ellos un exvicepresidente del país así como varios funcionarios españoles. El rey Juan Carlos y el presidente Adolfo Suárez siguieron la crisis de la embajada en Guatemala desde el Palacio de la Zarzuela. España desaconsejó el asalto y recomendó una salida negociada a la crisis. El desenlace sangriento del suceso llenó de indignación al ejecutivo español que decidió romper relaciones con Guatemala. Ésta fue una de las grandes crisis exteriores que tuvo que afrontar el Gobierno de la Unión de Centro Democrático que presidía Adolfo Suárez. Demasiadas coincidencias en cuatro acontecimientos que forman parte ya de la historia del pueblo español.

En otro orden de cosas, en el capítulo cultural destacó en aquella semana de febrero el traslado de las obras de arte que la Diputación atesoraba en los bajos del Palacio Provincial de la plaza de las Aulas. Los cuadros y esculturas formaban parte de la colección del Museo Provincial de Bellas Artes y fueron colocadas en el nuevo museo que pasó a ubicarse en el antiguo palacio de la familia Gironés en la calle Caballeros de Castellón. Un nuevo museo que se inauguraría durante ese año de 1980.

En aquella semana de febrero también destacó la jura de los nuevos abogados, acto que se celebró en el Palacio de Justicia. El acto estuvo presidido por el decano Vicente Falomir y por el presidente de la Audiencia, Ricardo Colom. Previamente se celebró la misa de Espíritu Santo, en el salón noble de la Audiencia, oficiada por el juez canónico castellonense, responsable del tribunal diocesano, el sacerdote Vidal Guitarte. Entre los nuevos letrados, destacan varios nombres que son hoy conocidos profesionales del derecho en Castellón como Vicente García Arquimbau, Fernando Guinot o Luis Nomdedeu.