El mes de abril es tiempo para la cultura y para el libro. El 23 de abril, además de festejar a Sant Jordi, los españoles recuerdan a uno de sus más inmortales escritores, Miguel de Cervantes, en el aniversario de su fallecimiento, honrando al libro y concediendo los premios Cervantes a los mejores escritores en lengua hispana. Es el día del libro, que se celebra de forma especial en las librerias y bibliotecas. En 1980, cuando el premio Cervantes se concedió a Jorge Luis Borges y a Gerardo Diego, dos gigantes de la literatura hispana, esta conmemoración tuvo como marco en Castellón a la librería Armengot, que tras casi cien años de presencia continuada seguía siendo referencia para la cultura castellonense. La Librería Armengot, propiedad de los hermanos Francisco y José Armengot, estaba dirigida por Salvador Bellés, impulsor de importantes actividades de carácter cultural en la ciudad de Castellón y en Benic ssim, donde dirigió con gran éxito la sala Bohío, por donde pasaron artistas famosos en la década de los años setenta.

Armengot fue durante muchos años punto de encuentro, no sólo para los intelectuales castellonenses, sino también para todos aquellos que estimaban la lectura y la cultura. Además, Armengot, en su vertiente editorial, impulsó la publicación de interesantes volúmenes, la mayoría referidos a aspectos relacionados con la cultura, la historia, el arte y las tradiciones castellonenses. Coincidiendo con la fiesta del libro, Armengot convocaba todos los años un premio literario, centrado en la narrativa, que se convirtió, por méritos propios, en uno de los más prestigiosos de España. El premio, que fue instituido por los propietarios de la librería, consiguió en sus quince ediciones animar la participación de los más prestigiosos narradores españoles. En la edición de 1980 se presentaron hasta once títulos, la mayoría de gran calidad a tenor de las declaraciones que realizaron los miembros del jurado una vez fallado el premio.

Once novelas para un premio convocado desde una librería privada, aunque desde los años de la posguerra lucía en el rótulo de su fachada principal que daba a la calle de Enmedio el título de Nacional, fue todo un récord que revela hasta qué punto el poder de convocatoria de la familia Armengot en el mundo literario era importante. En aquella edición, que abría una década que se prometía apasionante, ganó una interesante novela titulada "Yo seré la vergüenza de todos" de la periodista Marisol Nervión, hermana de la también periodista y columnista Pilar Nervión, muy relacionada con la provincia de Castellón.

El relato, muy de actualidad en aquella etapa, supuso un viaje alrededor de la mujer y de sus aspectos más íntimos. La ganadora del premio acudió a Castellón, desde Estados Unidos donde trabaja, para recoger un galardón dotado con 25.000 pesetas de pesetas de la época y, además, con la publicación de la novela, que a la postre era lo que más importaba a los escritores. El jurado que decidió otorgar este premio estuvo presidido por el cronista oficial de la ciudad, Ángel Sánchez Gozalbo, y formaban parte del mismo el director jubilado de Mediterráneo, el Periódico de Castellón, Jaime Nos, la archivera, Ana María Campoy, el director de la Escuela de formación del profesorado, Isidoro Andrés, el catedrático y escritor José Luis Aguirre y el periodista Paco Pascual. Como secretario actuó el dinámico Salvador Bellés, que, además, ejerció como portavoz del jurado.

La concesión del premio coincidió también con la presentación de dos libros del ensayista castellonense Tomás Escuder, en los que exploró el misterio del continente africano en su "Viatge a €frica" y la belleza del interior más agreste de la provincia de Castellón con su trabajo sobre Xodos, en el que analizó la idiosincrasia, la cultura y las tradiciones de los vecinos de este bello pueblo que se localiza en las faldas del Penyagolosa, fita senyera del poble castellonenc.