El PP ha instaurado en Castellón los maitines, una reunión de carácter semanal de la cúpula popular donde se analizan los temas más importantes de la coyuntura política nacional, local y autonómica y los de carácter interno con el objetivo de definir las estrategias. La escalada de declaraciones sobre corrupción, tanto en las filas del PP como en las del PSPV-PSOE, será a buen seguro uno de los temas a debate en la reunión de hoy, como ya lo fue hace una semana.

Los maitines de Castellón, todos los lunes a las nueve de la mañana, en la Diputación, nacieron poco antes del verano a imagen y semejanza de los que convoca en Madrid el presidente nacional, Mariano Rajoy y que reúne a los pesos pesados del partido. De hecho, se interpreta en medios políticos de la capital que quien no está llamado a maitines es porque no tiene peso en la dirección del PP.

Otro tanto podría pasar aquí en Castellón. Coordinados por Francisco Martínez, los cargos orgánicos que son fijos en estas reuniones semanales son el adjunto al secretario general, Luis Tena; los cuatro vicesecretarios Vicent Aparici, Alberto Fabra, Herminia Palomar y Rubén Ibáñez; el secretario ejecutivo de Comunicación, Alfonso Ferrada; la secretaria del área, Esther Pallardó; y la secretaria ejecutiva de Bienestar Social, Marisol Linares. El delegado del Consell, Ximo Borrás o la secretaria autonómica de Cohesión Territorial, María Fernanda Vidal, también suelen acudir de vez en cuando. La presencia de Carlos Fabra y Víctor Campos no es asidua, pero van con frecuencia, más el segundo que el primero.

En la cita de hoy se presume como importante el tema de la corrupción, como en otras semanas lo fue la crisis en el seno del PP con la fuga del portavoz de l´Alcora y diputado autonómico Francisco Javier Tomás. Una acción que pilló de sorpresa a todos, aunque la situación del partido en L´Alcora ya era tema de conversación en los maitines.

De otra crisis, la del Caso Naranjax y sus derivaciones políticas al estar implicado el líder provincial del partido, Carlos Fabra, se habla pero sin tomar decisiones importantes, sólo las que corresponden para contrarrestar las declaraciones de los grupos de la oposición.