Sólo en el 5% de los casos, la obesidad infantil tiene una causa genética o endocrina; en el resto, es decir, en el 95% de los niños obesos su problema es de origen nutricional. Para esto, lo más indicado es un tratamiento mutidisciplinar en el que participen pediatras, psicólogos y dietistas, basado en una dieta equilibrada, la práctica de ejercicio físico, una correcta educación nutricional así como la modificación del comportamiento.