La situación actual de los recursos hídricos subterráneos presenta debilidades sobre todo en lo que se refiere a la degradación de su calidad.
Es posible obtener, a corto plazo, nuevos recursos hídricos subterráneos así como otros alternativos mediante la regeneración.
La desalación de agua podría ayudar temporal y parcialmente a mejorar la disponibilidad de recursos.
El trasvase del Ebro debe contribuir a alcanzar los objetivos de garantizar suministros, pero una dependencia exclusiva no es suficiente garantía.