Mingol cultivó todos los géneros pictóricos, pero pintó sobre todo aquello que veía con sus ojos, pintura del natural, materia firme y rotunda. Siempre aseveraba que su arte era consecuencia de una comunicación directa con el natural, exento de complicaciones intelectuales. Eduardo Codina decía de él que era "francamente sincero, moderno y actual, sin perder el respeto a la forma", al tiempo que Gonzalo Puerto, en sus críticas en el diario Mediterráneo le elogiaba por "guardar en su retina la vibración de la naturaleza". Y el propio Mingol se mostraba feliz cuando declaraba su suerte por ver pintar del natural a su maestro Gimeno Barón, en aquellos días que convivieron en Ahín, escenario de grandes obras.