El año pasado, por estas fechas, se organizó un verdadero revuelo en Castellón como consecuencia de la tala de ramas en el ficus de la plaza María Agustina. Ciertamente, el árbol quedó prácticamente en su esqueleto y a partir de ahí llovieron las críticas hacia el concejal José Pascual por entender que con esa tala el árbol moriría. Hubo incluso manifestaciones en contra de la actuación municipal y todos los medios informativos nos hicimos eco de ellas. Un año después, el mentado ficus está precioso. Yo diría incluso que más bonito que nunca y todos los que en su día protestaron por la actuación del Ayuntamiento, no han dicho esta boca es mía. Supongo que se la han envainado. Como justo es señalarlo y reconocerlo, vaya desde aquí mi felicitación a los impulsores de esta idea. Tenían razón. Chapeau.