¿Se han fijado ustedes en la cantidad de chicles que hay pegados al suelo en las calles de Castellón? Entre excrementos caninos y chicles, están dejando la vía pública hecha unos zorros. Y, como es natural, cuanto más movimiento de viandantes se registra, peor. Si añadimos a esto las infames pintadas con mensajes de mal gusto, la cosa se hace ya casi insoportable. Y es que pese a las reiteradas llamadas a la solidaridad y a la higiene pública, continúa habiendo mucho marrano incontrolado en este pueblo.

En algunos sitios, como por ejemplo en Singapur, está prohibido mascar chicle por la calle, precisamente para evitar lo que estamos comentando. Tal vez no sea preciso llegar a eso, pero no costaría nada envolver la goma en un papelito y luego, echarlo a la papelera, pero claro, eso sería lo normal.