NACIMIENTO BORRIOL, 1952

PROFESIÓN EMPLEADO BANCARIO

TRAYECTORIA A LOS 18 AÑOS FUE MEDALLA DE PLATA EN UN CERTAMEN NACIONAL, LUEGO ALCANZÓ UN PREMIO NACIONAL DE PINTURA. ES UN CLÁSICO DE LOS CERTÁMENES DE BENICÀSSIM, DE LOS PREMIOS Y DE LAS GALERÍAS CASTELLONENSES

Convive entre la oficina, el arte y la huerta. Tiempo de vida. Los certámenes artísticos fueron el punto de partida de la ruta artística y también anímica del joven empleado de banca. Aún se emociona con aquellos premios, menciones, reconocimientos locales y nacionales. Su habilidad con el dibujo le abrió el corazón a la pintura, a compartir vivencias y cultura. Las fiestas, tradiciones, el mundo taurino y el paisaje, la montaña, el campo, el mar. Crear aprendiendo y aprender creando son el motor que sigue dirigiendo la orquesta cromática de sus cuadros. Ha convivido y crecido entre los espacios planos, sencillos y luminosos del impresionismo, y entre el dinamismo cromático y sentimental de los expresionistas, recalando en la abstracción del lenguaje visual autónomo. Y siempre ha querido y conseguido transmitir energía y emociones. Ahora ha renovado ilusiones y el color marca su tiempo. Revivir a Picasso es su nueva obra. Una explosión de colores y formas, de tamaños. Comenzó en julio y ya ha creado 24 obras. En unas semanas tendrá preparada esta nueva experiencia plástica que, seguro, podrá admirarse en Castellón. Además, prepara un proyecto que, tal como se emociona al contarlo, es como una historia de amor con Teruel y con la Cámara de Comercio de la ciudad aragonesa. Un trabajo relacionado con la fiesta dedicada a los Amantes de Teruel.

Tenacidad, disciplina, sensibilidad han marcado la hoja de ruta de Lorenzo Ramírez. Y desde Borriol nunca ha dejado de mirar el mar y el cielo mediterráneos, aunque en cada etapa vital los colores han ido matizándose, definiéndose.

--¿Qué siente cuando pinta un paisaje marino ante la gran transformación de la costa?

--No busco la costa, yo solo busco el mar, la playa, la arena, el movimiento del agua, la orilla. Y donde no hay orilla no pinto.

--¿Cómo ha evolucionado Lorenzo Ramírez y su pintura?

--Mi evolución se basa en que siempre he dibujado bien y esta facilidad me ha llevado a la pintura, además de que mantengo el espíritu de trabajar y aprender. Y mientras que el dibujo es para mí una disciplina, con la pintura y su creatividad disfruto.

--Sus comienzos fueron el impresionismo, el sosiego y el color de los paisajes locales.

--Llegué al impresionismo por casualidad, de la mano de Porcar. Cuando conocí su pintura entré de lleno en ella, a pintar sentado, a observar, y de ahí he ido pasando a la abstracción, y conseguí un premio, que valoro mucho y que me emocionó, el Premio Provincial de Pintura Abstracta. Y el tiempo, las circunstancias, me devolvieron al impresionismo y expresionismo. Además, con los 50 años he revivido una explosión del color.

--¿Este momento de vitalidad se corresponde con cambios en su creación y actividad artística?

--Sí, ahora estoy muy centrado en buscar y reinterpretar el mundo de los grandes maestros, como Picasso, una de mis referencias, un autor genial. Me ha llenado de color y creatividad, por encima de todo. Siento que he vuelto a empezar, siento una nueva adaptación al tiempo, una adecuación al entorno, incluso en la forma de vestir, quiero colores, y siento todos los días esa madurez pictórica que fortalece y te aporta seguridad.

Pienso, como dijo Picasso, que la inspiración te pille trabajando. Y dibujo todos los días, aunque no pinte, entiendo esta actividad como formación, es un ejercicio de mantenimiento. Aunque no crees nada, ejerces las líneas, dominas el pulso y la mente, es un constante aprendizaje. En este momento evoluciono desde el sentimiento hasta el conocimiento. Me siento como un adolescente que acaba de descubrir el mundo del color. Estoy en ese momento en el que el público tiene que aceptar lo que hago. Ahora mentalmente sé lo que quiero antes de pintarlo, ya no pienso delante de un lienzo en blanco. Mis paisajes son siempre mediterráneos, sosegados, con esa luz especial, este cielo, el color, la placidez del agua y memorizo estas sensaciones.

--Vive un tiempo muy libre.

--Sí, un encargo pasa hoy por el filtro de lo que siento, creo y realizo. Ahora en mí todo depende de dos formas, los grandes horizontes, enormes paisajes, en los amaneceres, que no los atardeceres, cuando sale el sol con esa fuerza, esa luz, es como si todo comenzara. Y la otra forma es reinterpretar a Picasso, trabajar en una versión de su obra, de su vida creativa en su aspecto de reinventar a los clásicos, a Velázquez, a Rembrandt, El Greco, ese reconocimiento que siempre ha hecho de los grandes maestros.

--Picasso, centro de su vida.

--Trabajo ahora versionando sus últimos años, esa serie de mosqueteros tan significativos, que son manchas, de gran tamaño, de gran creatividad, jugando tanto con el color, la expresión. He vivido, además, una anécdota curiosa con uno de estos cuadros, sin darme cuenta, realizando formas y colores, hay un mosquetero que tiene la cara de Ripollés.

--Picasso vivió el tormento, un tiempo de dureza y represión.

--El tormento no forma parte de mi vida. Mi pintura nunca ha tenido motivos para el tormento y creo que Picasso sabía separar la pintura de la vida personal, era capaz de elucubrar en medio de un universo de gente y circunstancias.

--¿Qué momento está atravesando el arte, la pintura, en la cultura castellonense?

--Castellón puede decirse que es una plaza tradicional y la gran pauta artística que hemos vivido ha sido con Porcar. Para mí ha sido mi primer referente, y uno de mis siguientes proyectos es versionar a Porcar, esas formas y esas líneas de fuga, reinventarle y revivirle. Una renovación en el arte de Castellón pasa por aceptar la trayectoria entre el expresionismo y abstracción, pero un arte con calidad. La gente se mueve, la ciudad se mueve y cada vez más se acepta la pintura desde los sentimientos. Antes las fachadas de los edificios eran blancas, grises, hoy somos más coloristas, hay una nueva forma de ver la estética.

--¿Hay manifestaciones de pintores jóvenes, renovación?

--Lo cierto es que faltan pintores jóvenes, se echa de menos. Ya no hay movimientos destacados, colectivos, individuales. Y aquellos que despuntan, que existen y que yo he visto, se dedican en su mayoría al mundo de la publicidad, aunque también sea un arte.