En el 2006, una pareja de Castellón solicitó al Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) la aplicación de la técnica del diagnóstico preimplantacional con fines terapéuticos para salvar a un hermano enfermo.

En el 2007, tres familias iniciaron el proceso con la esperanza de conseguir un embrión compatible que pudiera curar a sus hijos; en dos casos se transfirieron consiguiendo una gestación que terminó en aborto espontáneo a las pocas semanas y, en el tercer caso, se consiguió un donante compatible, por lo que no se hizo necesario llevar a cabo el citado tratamiento.

Cabe recordar que la práctica de esta técnica es legal en el conjunto de España desde el año 2006, con la aprobación de la Ley sobre Técnicas de Reproducción Asistida.