Finalmente, la expectación superó con creces al debate. Los políticos acudieron ayer a la Universitat Jaume I para responder a las preguntas de los jóvenes que dejaron prácticamente vacía el aula magna en la que se reunieron. Medio centenar de periodistas, cámaras, fotógrafos y miembros de los equipos de campaña de los partidos políticos ocuparon las sillas de la clase acompañados por apenas una veintena de universitarios.

Durante dos horas, Jordi Sevilla (PSOE), Miguel Barrachina (PP), Alfred Remolar (Bloc) y Concha Amorós (EU) fueron respondiendo una a una a la cuestiones planteadas y que trataron temas tan dispares como la falta de taxis en Castellón, la ley electoral española, la presencia de niñas con velo en las escuelas, el poco dinero que cobran los agricultores por sus productos, la Iglesia o la ley de Dependencia.

Cada candidato contestaba a la pregunta que le iban formulando y el debate solo apareció en dos momentos puntuales: primero, cuando se trató el polémico canon digital que todos, a excepción de Sevilla, rechazaron rotundamente; y en segundo lugar, cuando se habló del agua. El socialista volvió a defender las desaladoras, mientras que Barrachina apuntó que "cuando las cuencas tengan excedentes habrá que realizar un trasvase a las deficitarias, sin olvidar que es un despilfarro mezclar el agua dulce con la salada".

Donde no lo tuvo tan claro el candidato del PP fue al ser preguntado por los homosexuales, de quienes dijo que "van a seguir teniendo los mismos derechos que el resto de ciudadanos, aunque han de saber que la adopción es un derecho de los niños y no un capricho de los padres".

Por su parte, Remolar señaló que la vivienda "es una de las prioridades y tenemos que eliminar algunos gastos de papeleo y rebajar la cuota de IVA en la compra de un piso".