La memoria histórica está hoy de moda gracias a la ley que ha promulgado el actual gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. La contienda fue particularmente cruel en España, donde hermanos se enfrentaron por la concepción ideológica que ambos bandos tenían de la sociedad. Fue un episodio horrible de la historia del país que nunca más se debe repetir y que se superó, con mucha generosidad de todos, en los años de la transición democrática y especialmente con la promulgación de la Constitución en 1978. Pese a la reconciliación, la amnistía de 1977 y el regreso de los exiliados, las huellas de la guerra y los recuerdos de la pesadilla permanecieron en una España que se adentraba en la democracia.

Vestigios de la contienda jalonaban, y aún lo hacen hoy, la geografía provincial. Búnkeres, trincheras, fortificaciones, refugios y otros elementos de la arquitectura bélica son hoy palpables en Castellón, una de las provincias que sufrió con mayor virulencia y crueldad el paso de la contienda civil en sus tierras.

Y dentro de este contexto, resultó sorprendente el hallazgo que se registró en el Ayuntamiento de Castellón en aquella semana de septiembre de 1983. Fue en el departamento de tesorería, que dirigía el interventor municipal. Allí se encontró, en un viejo armario, una antigua caja de caudales de la que nadie pudo dar razón de sus llaves. Ni siquiera los más viejos funcionarios recordaban cómo se abría y desconocían por completo su contenido. Informado de su existencia, el concejal de Hacienda, Juan José Vázquez, decidió abrirla y la sorpresa fue mayúscula cuando, en su interior, se encontraron varios cientos de monedas de una peseta acuñadas por el Gobierno de la II República en la Fábrica de la Moneda que se instaló en villa Dolores, la casa de la familia Boera-Gimeno.

Al parecer, en 1938, ante la entrada de las tropas nacionales encabezadas por el general Aranda, los responsables del Ayuntamiento republicano dejaron esta caja de caudales abandonada. Llegaron los nuevos gestores franquistas y, durante 40 años, no se apercibieron de esta caja ni de lo que contenía. Fue un Ayuntamiento democrático y socialista el que finalmente la reabrió. Todo un símbolo.