Del mortal corredentora, nuestra patrona y señora, egida de Castellón con viva fe e ilusión te invocamos virgen pía. Los versos de la Salve Popular cobraron ayer más fuerza que nunca cuando las reinas de las fiestas, María Mulet y Berta Blasco, entregaron sus ramos de flores a la Mare de Déu del Lledó en la tradicional ofrenda que centró ayer el octavo día de los festejos fundacionales.

Con emoción contenida y el fervor a flor de piel, los castellonenses peregrinaron a la basílica en un acto multitudinario en el que la participación superó todas las previsiones. Más de 5.000 personas, con otros tantos ramos de flores, dibujaron un paisaje de anhelo y esperanza, de oración y súplica a la patrona. Flores que dibujaron un tapiz en colores claros "como alegoría a la protección que ejerce nuestra madre sobre todos nosotros", como explicaba a Mediterráneo Santiago Gil, ponente de la Junta de Festes, encargado de la organización de la Ofrena.

Un panel floral que se fue llenando a medida que los fieles llegaban a la explanada basilical, en un desfile que se inició con un ligero retraso en la plaza Mayor y que con parsimonia –en algunas fases muy lento y algo soso–, se dirigió a Lledó para expresar la devoción castellonera a la Madre y Señora de La Plana.

Caía la noche. El desfilar de los diversos colectivos, entidades, asociaciones e instituciones participantes, abierto por la Colla de Dolçainers i Tabaleters, iba a tener su colofón con las reinas de las fiestas y sus cortes de honor. El alcalde, Alberto Fabra, acompañó a María Mulet ataviado con el traje de setí.