POR VICENTE CORNELLES

Los internos en el Hospital de La Magdalena vivieron ayer una jornada diferente a lo que es su día a día en el centro, y es que la luz, el color, las sonrisas y las sorpresas irrumpieron en la sala de entretenimiento del recinto desde que el Grupo Mágico de Castellón (GMC) entró por la puerta. El equipo de siete magos puso todo su entusiasmo en hacer que los ingresados y sus acompañantes se olvidasen por un rato de la rutina diaria y dejasen volar su imaginación, gracias al gran repertorio y la variedad de trucos que Adrián o Mago Kostu; Frisco, presidente del GMC y afamado mago con más de 50 años de experiencia; el Mago Tino, especialista en mentalismo; R-Now y el Mago Jose --acompañado por su hija Paula de seis años-- ambos de Nules; Jesús y Juanjo, de Vila-real, les prepararon para dejarles, como mínimo, boquiabiertos y fascinados.

Los ilusionistas hicieron que, por un rato, la expresión de Antonio Arpa, ingresado hace dos meses por un infarto al corazón, y su madre, Mª Luz López, cambiase. Además, otros compañeros de centro, Alicia Besalduch, aquejada de un ictus hace 46 días, y su marido, Agustín Ferreres; Isabel Cuartero, que permaneció junto a su esposo, Nicolás Ruberto, ingresado hace cuatro meses por un infarto, disfrutaran como niños de la actuación.

José Monzó, en el hospital desde hace un mes por una trombosis, no quiso perderse el espectáculo, ya que "al menos nos entretienen y se hace más llevadero", opinó. Otra visitante, Casilda Redondo, junto a José Paulo, ingresado por un derrame cerebral hace un mes, estuvo muy atenta a los trucos de cartas y a la transformación de papel en dólares que hicieron los magos. Más personas se sintieron atraídas por el espectáculo, como Aroa Martínez, que junto a su padre, Francisco Martínez, ingresado por un derrame cerebral hace tres meses, siguió con atención la magia. Bernabea Díaz, que lleva tres meses en el centro por una embolia cerebral, participó de uno de los trucos, bajo la atenta mirada de Concepción Moreno, su sobrina, que vio cómo el mago Kostu sacaba un billete de 10 euros de dentro de un pan.

Todos ellos vivieron un día diferente, una jornada casi terapéutica para levantar la moral a quienes más lo necesitan. Estos magos todoterreno se adaptan a todas las situaciones ya que, como comentan, "no es lo mismo actuar en un cumpleaños infantil, que en un hospital, depende mucho, por eso adaptamos el registro a lo que requiere el momento".