Nitza Flores (36 años) es peruana. Llegó a Castellón en el 2004 y hasta el 2008 no logró su primer trabajo con contrato. "Emigré por amor: a mi novio le dieron la oportunidad de viajar por trabajo a España y, tras casarnos, vine por reagrupación familiar", comenta. Después de esperar 8 meses, el permiso de residencia no le autorizaba a trabajar. Nadie quería contratarla porque no tenía los papeles necesarios. Nizta, que en su país trabajaba como profesora de educación especial y que ahora tiene un niño de 4 años, logró el permiso de trabajo gracias a que su marido obtuvo la tarjeta permanente. Trabajó en un supermercado y ahora en una juguetería.