La rueda de la fortuna no suele detenerse en Castellón. Desde el año 1934, el gordo del sorteo navideño ha pasado como una exhalación en esta provincia y esto es lo que ocurrió aquel 21 de diciembre de 1984 cuando, una vez más, las administraciones de lotería solo dejaron las pedreas de un premio en el que tantas ilusiones estuvieron depositadas. El sorteo, una de las citas más tradicionales de la Navidad española, se celebró aquel año el día 21 y no el 22 de diciembre como es tradicional. Fue viernes y la actividad se paralizó en aquella fría mañana para seguir las cantinelas de los niños de San Ildelfonso. Los castellonenses aún se acordaban que solo un año antes, en 1983, la administración número cuatro de la capital de La Plana, situada en la calle Mayor junto al clásico bar de la OAR, repartió cerca de 500 millones de pesetas, entre aproximaciones al gordo y pedreas. Ello hizo que las colas en esta céntrica administración, que regenta aún hoy Javier Puello, llegaran hasta la esquina de la plaza Cardona Vives. Lo mismo ocurrió en la administración número uno, regentada por doña Joaquina Pascual, o la administración dos, dirigida por la familia Carrión y situada en las céntricas cuatro esquinas. Otros administradores de lotería que cada año llevaban la ilusión de la suerte a sus vecinos fueron las familias Castelló, en Nules, y los Pastor, de Morell. Todos ellos muy apreciados por sus conciudadanos. Pero lo cierto es que aquel sorteo de la Navidad de 1984 pasó sin pena ni gloria en un Castellón que, como ahora, también atravesaba por los sinsabores de la crisis económica. Una crisis que cebó, también como ahora, en las localidades más industriales de la provincia y con gran actividad azulejera, como Onda o Alcora donde las listas del paro casi alcanzaron el 20% de su población activa. Era ya Navidad y aunque no se pudo representar el tradicional Betlem de la Pigà, con las extraordinarias nadales de Matilde Salvador, el pintor e ilustrador castellonense, Daniel Traver Griñó aprovechó una estampa de este tradicional retablo navideño para felicitar las fiestas desde Mediterráneo, con los versos del ya hijo predilecto de Castellón, Miquel Peris, quien recordó aquella frase que decía: La nit de Nadal es nit de pau i de alegria.