En un contexto de incremento de los costes de producción, el precio medio de venta de los productos se ha hundido un 12% entre los años 2005 y 2009. Este es el principal argumento que ha empleado el sector cerámico europeo para interponer la denuncia ante la UE contra China. La tendencia es consecuencia de la presión del gigante amarillo sobre el mercado europeo, justo la contraria de la que debería haber sido, ya que en esa etapa se produjo un encarecimiento de la energía.