La noche de San Juan está ligada a “antiguos cultos y ofrendas paganas que tienen que ver con el inicio del verano astronómico en el hemisferio norte, en el solsticio de verano”, explica Germán Peris, experto astrónomo, quien apunta que “en este día el sol alcanza su máxima altura sobre el horizonte y nos brinda el día más largo y la noche más corta de todo el año”.

Peris apunta como orígenes de la fiesta “mística, mágica y extraña” las festividades que celebraban los griegos en honor al dios Apolo, los celtas en honor al dios Belenos o la fiesta romana de culto a la diosa Minerva, en representaciones simbólicas del sol como también se daban en otras culturas”.

Peris señala, asimismo, que “buena parte de la tradición y el misticismo que envuelven al festividad se ha perdido tras la cristianización del rito pagano y la proliferación de supuestos actos folclóricos en lugares turísticos que poco o nada tienen que ver con las celebraciones rituales que son originales”.

Pese a ello, indica este experto en astronomía, “año tras año miles de personas concurren en lugares abiertos para celebrar la llegada del verano encendiendo hogueras y, en el caso de nuestro litoral, dándose el primer baño al llegar la medianoche”.

Una noche, concluye Germán Peris, que “si el cielo está despejado se pueden ver miles de estrellas que brillan con magia y que nos brinda la oportunidad de observar a simple vista los planetas Saturno y Marte”.