No asumen su enfermedad. Ese es el principal problema de las personas que sufren párkinson. Para ello, el paciente debe comprender “que tiene un problema”, pero “que no se acaba el mundo”. “Hay que vivir con las nuevas limitaciones y saber qué hacer y no hacer; ser feliz y hacer feliz al entorno”. Así de contundente se expresa Alfonso Tomás Segura, presidente de la Asociación de Párkinson de Castellón, tras el estreno de la nueva sede social en la Cuadra Saboner, cedida por el consistorio y adecuada para centro de día y de respiro.

El párkinson es una enfermedad neurológica, crónica y degenerativa que afecta al sistema nervioso ocasionando problemas de equilibrio, coordinación, movilidad y transtornos en la capacidad para comunicarse y hablar con los demás. Afecta a unas 200 personas por cada 100.000 habitantes en la Comunitat, lo que supone 970 afectados en la provincia de Castellón. La enfermedad se caracteriza por temblor en las articulaciones, bradicinesia o lentitud para la realización de movimientos voluntarios y rigidez creciente en los músculos.

ANTES DE LOS 40 // El párkinson no avisa; cuando aparecen los síntomas es que ya está avanzado. Y de hecho, este aparece en personas cada vez más jóvenes, incluso en los 40 años ya está asentado. “De ahí que te cambie tanto la vida”, matiza el presidente de la asociación castellonense, que invita a aquellas familias que tengan un miembro afectado por esta patología, que no lo duden: que contacten con la asociación, a través del 964.25.00.28 o la web: www.parkinsoncastellon.org/. La página es, además, una “forma de contacto” con los pacientes jóvenes que no van a la sede y “no ven a dónde van a llegar”, matiza.

“Aquí, --en la asociación-- el enfermo sabe qué le pasa, explica Segura. Y es que el cerebro da una orden pero es incapaz de llevarla a la práctica: sufre, se amarga, se deprime, maltrata a su entorno.... es un enfermo muy difícil, pero si reconoce su enfermedad, intentará vivir lo mejor posible. Ese es nuestro objetivo en la asociación”, dice Segura.

En la asociación “hablas con alguien que te escucha, al que le pasa lo mismo que a ti, te desahogas, te da ánimo. Es una buena terapia, además de las actividades”, dice Segura, que alza su voz también para pedir un plan de atención integral para el enfermo. H