Ya está en el horizonte inmediato la fecha en la que el Casino Antiguo de Castellón ofrecerá a los ciudadanos la oportunidad de celebrar actos culturales y sociales en la conmemoración de los 200 años de su creación. Se trata, no hay que olvidarlo, de la sociedad civil más antigua de la capital de la Plana. Su nacimiento se produjo aprovechando la corriente liberal que emanó de las tan recordadas Cortes de Cádiz de 1812. Ya es sabido que el primer presidente de la nueva sociedad recreativa fue don Francisco Giner y Feliu, Barón de Benicàssim, y es en su caserón de la calle de Caballeros donde se estableció el domicilio social. Bueno, pues unos y otros, hemos comenzado ya a asomarnos a los archivos, documentos y carpetones donde cada cual intentará encontrar aquello que le sirva para adornar la efeméride con escritos y publicaciones.

Hay ocasiones en que, sin proponérselo uno de antemano, le deslumbra el hecho de encontrar las huellas de seres humanos cuya aventura vital ha sido capaz de mostrar episodios o protagonismos, muchas veces impensados. Vicente Bausá, por ejemplo fue un peculiar camarero mayor del Casino que se hacía acompañar al trabajo de su hijo Francisco, para cuidarlo y para que pudiera tener otro ángulo anímico de la vida, diferente al suyo habitual.

ARTE Y ARTESANÍA // Los muy variados trabajos y experiencias que Francisco Bausá tuvo que afrontar en su vida, le llevaron en su madurez a cultivar la realización de originales cuadros con la temática paisajística a base de lana. Lana, con todos los colores posibles. Lana de color cielo, de color campanario, de color iglesia o catedral, lana de color de agua, agua de fuente y agua de mar o de río. Recuerdo que en la exposición de carteles anunciadores de las Fiestas de la Magdalena de 1993, en que se premió la obra A tota canya!, de Domènec Morera, ya apareció expuesto un cartel de Francisco Bausá, realizado no con técnicas pictóricas, no pintado, sino con lana de colores, es decir con lana de color castellonera, de color ermita de la Magdalena, de color de cinta verde...

Un tiempo después, entre el concejal de Cultura Miguel Ángel Mulet y yo mismo, propiciamos una exposición que titulamos Arte y artesanía de cuadros de lana, en el vestíbulo del Palacio Municipal. Se celebró del 1 al 12 de junio del 2001. El autor fue Francisco Bausá Fuentes, que, en el programa-catálogo aclaratorio hablaba de Imágenes de Castellón, en lana. La plaza Mayor lucía con un nuevo colorido.

LA VIDA // A Vora Sequia, en la calle Gobernador de Castellón, nació Francisco el 25 de febrero de 1925. Fueron sus padres Vicente Bausá Peris y María Teresa Fuentes Ventura. Tuvo tres hermanos, Vicente, Carmen y Maruja. Los Bausá eran vecinos de Abelardo, el del Casino. Y todos tenían a su lado la cochera del palacio del Obispo y un antiguo parque de bomberos municipal. Después aparecieron por allí los Peñarrocha, los Marín y los Ferrara, también los Pruñonosa. Y, claro, todos conocían la pintoresca historia de la familia Bausá. María Teresa, recién nacida fue encontrada el 21 de julio de 1881 junto a una fuente, en Castellfort. Quien la encontró fue una mujer de Villafranca llamada Carmela Fabregat Monfort quien declaró que el bebé estaba envuelto en una camisa blanca de algodón, un pañal de lienzo blanco y por encima otro de muletón también blanco, nuevo, con gorra de seda magenta y toca blanca, de sedas y bordados. En la documentación judicial se detalla también que la niña llevaba colgadas una medalla de Santa Teresa y otra de la Virgen del Pilar. Una ventura junto a la fuente, vamos. Sucesos pintorescos.

EN LA CIUDAD // Francisco fue llevado al Colegio Herrero y allí aprendió ya lo suficiente para afrontar la vida. Su padre, desde su cargo en el Casino, le enseñó el resto. Al cumplir la edad reglamentaria, lo colocaron de aprendiz en el comercio de las Cuatro Esquinas, Tejidos Vilar. Al lado, en el Palacio de la Moda, cosiendo telas y medias, trabajaba una aprendiza llamada Tomasita Concepción Chover García. Se gustaron, pasearon juntos per la volteta del carrer d’Emig y acabaron por casarse. Todo muy simple y sencillo, en el mismo corazón de la ciudad. La boda tuvo lugar en la Sagrada Familia, la parroquia de la novia, el 20 de junio de 1951. Después de casado, Paco Bausá participó como vendedor en otros establecimientos del centro de la ciudad, donde ya llamó la atención su gracia y su maña para el arreglo y decoración de escaparates. Castellón estaba saliendo de los años difíciles de la posguerra y empezaba a mostrar una cara risueña y un nuevo aspecto con su dinamismo comercial, al que acompañaba la puesta en marcha de un tejido industrial que hacía prometer en ese aspecto un buen futuro. Y Bausá se convirtió en Agente Comercial Colegiado y su campo de acción fue toda la provincia. Se transformó en un hombre cargado de maletas que iba viajando de acá para allá…

PRIMERO FUE LA VESPA // La moto Vespa fue su primer medio de transporte antes de llegar al ‘seiscientos’. Después ya aparecería Bausá con su ‘dos caballos’ y, finalmente, un R-5. Pero en la vorágine de sus ofertas de toallas Trovador, de mantelerías y de telas y tejidos de todo tipo, aparecía cada vez más su ilusión por volver a casa; iban llegando los hijos. Francisco Manuel fue el mayor, después Marta y finalmente Nuria. Con el tiempo, el chico se casó con Encarna Nasarre y tuvieron a Fran y Marina. Marta ingresó en el mundo de la enfermería y vive con Francisco Lechón. Y Nuria se casó con Jesús Puente y son padres de Marta y Javier. Y con la llegada de los nietos, apareció la nueva dimensión artística de Bausá. Creaba con soltura notables obras de arte con lana, en lugar de pintura. Se pudo ver en la póstuma exposición extraordinaria de la Sala Derenzi. H