La promulgación del Estatut d’Autonomia de la Comunitat Valenciana establece claramente que las lenguas oficiales de este territorio autónomo son el castellano y el valenciano, en condiciones de igualdad. Pero también establece que el valenciano, como lengua propia de la Comunitat, merece de una protección especial por parte de los poderes públicos. Esta es la filosofía que resume la Llei d’Ús i Ensenyament del Valencià que ahora cumple 25 años y que se puso en marcha en el curso 1986-1987 en la práctica totalidad de los centros educativos de la Comunitat valenciana. La aplicación de esta ley, aprobada por las Corts valencianes, resultó, desde el primer día, polémica y de difícil aplicación, especialmente entre las comunidades castellanohablantes. No obstante, tras 25 años se ha asumido con normalidad la docencia en valenciano, tanto en las líneas educativas en la lengua propia de la Comunitat como en las líneas en castellano, que asumen parte de la carga docente en valenciano. La puesta en marcha de la Ley tuvo en Castellón dos grandes protagonistas, que con el tiempo, iban a cobrar gran relieve político, e incluso fueron rivales en la primera institución de la ciudad que es el Ayuntamiento.

El primero de estos protagonistas fue el entonces director territorial de la Conselleria de Cultura y Educación, el socialista Daniel Gozalbo, que fue uno de los ideólogos de la ley, y por otro lado, la figura del arquitecto José Luis Gimeno, que se convirtió en el líder de los que defendían la opción de la libertad de los padres de elegir la lengua vehicular para la educación de sus hijos. Desde esta premisa, Gimeno fundó la Plataforma para Libertad de Educación de los Hijos. Años después, ambos iban a ser rivales en las candidaturas para elegir al alcalde de Castellón en sustitución del entonces alcalde socialista, Antonio Tirado, que ya en 1986 anunció su intención de no repetir como cabeza de lista socialista en la capital de la Plana. Un artículo del socialista Josep Palomero publicado en Mediterráneo, muy crítico con la posición de Tirado respecto a la educación en valenciano, fue decisivo para que el histórico primer edil de la democracia fuera desligándose de su partido. Y es que este gran debate iba a ser determinante para definir el futuro político de Castellón en el final del siglo XX. H