Para muchos vecinos de la provincia de Castellón, para bastantes castellonenses de la capital, la vida en verano tiene escenarios y dormitorio en Benicàssim. Mis cuarenta años en la Almadraba han fraguado en el ciclo El humo de los barcos donde, con Lorenzo, vamos recordando historias de otra época y actitudes del tiempo actual. Y en el entorno del Hotel Voramar encontramos sueños perdidos, ilusiones renovadas, huellas de seres humanos de varias generaciones y algunas referencias de sucesos antiguos, con la presencia principal de Francisco Pérez Bayer en la aparición primera del núcleo urbano actual y el nacimiento posterior de Las Villas gracias a la inspiración del ingeniero Joaquín Coloma y su esposa Pilar Fortis. Y ahora, en el momento en que la nueva alcaldesa Susana Marqués aparece como un renacer vigoroso y vuelve a hablarse de la necesidad del turismo, emerge otra vez hasta un primer plano el hotel Voramar. Y con él, los seres humanos de gran calado que son los Pallarés, toda la familia desde 1930.

SON SINÓNIMOS // El nombre de Voramar y el apellido Pallarés son en verdad sinónimos, significan lo mismo desde que hace más de 80 años se inició el proceso de apertura de lo que fue un restaurante y casa de baños y se fue consolidando con las reformas y mejoras a través del tiempo como un hotel con todas las características que distinguen a este tipo de establecimientos. Y se fueron viviendo desde las entrañas del mismo todos los regímenes políticos posibles, incluida la época de las Brigadas Internacionales. Y pienso que esta historia tiene que contemplarse necesariamente a través de momentos, instantes que parecen suspendidos en el tiempo, fogonazos que a veces duran años y hasta modas. Porque el hotel Voramar y su playa es un espacio que hay que soñarlo cada día para volverlo a vivir cada noche, aunque cada ser humano es diferente a la hora de afrontar sus sueños y sus deseos, sus recuerdos. Y en esta afirmación me apoyo en todos los autores --novelistas, directores de cine, cronistas, gacetilleros-- que han escrito, filmado y publicado sus sensaciones y su visión de aquel singular entorno.

LA VIDA // El fundador de esta historia es Juan Pallarés Picón, que llegó a estas tierras en torno a 1910 procedente de la comarca tarraconense de El Perelló, junto al Delta del Ebro. Pasó por Valencia, donde uno de sus dos matrimonios fue con María Pilar Soldevila. Ambos, él y ella, estuvieron unidos a través de unos talleres tipográficos, donde se hacían carteles de toros, papeles timbrados para envolver naranjas destinadas a la exportación y envases de cartón. Con otras familias valencianas vinieron a veranear a Benicàssim y entraron a formar parte de un grupito de emprendedores que pretendían instalar un restaurante. Las primeras reuniones fueron dejando fuera del grupo a algunos de ellos y, al final, solamente Juan Pallarés siguió en el empeño, hasta que lo consiguió. Y en el ir y venir, el matrimonio tuvo cinco hijos, Juan, Pepe, Luis, María y Josefina. El mayor, Juan, heredó de su padre la capacidad emprendedora y, al casarse con Electra Tena Escuder, de Villafranca, instalaron su vivienda principal en Castellón y también participaron en la creación de alguna que otra empresa, entre las que habría que destacar la que propició la instalación de la muy popular sala de arte Estilo, en la calle de la Trinidad.

LA CONCESIÓN // Está documentado que fue en 1930 cuando se concedió la autorización a Juan Pallarés Picón para construir “con carácter permanente” su primera casa de baños, restaurante y café, que se amplió en el verano de 1931 ya como hotel Voramar. Su hijo Juan fue su primer ayudante en la explotación y entusiasta continuador. Mientras tanto, Luis, otro de los hijos, fue el encargado de la empresa de artes gráficas, con la instalación de un apéndice en Vila-real, donde se construyó una hermosa casa --que se conserva todavía-- en la avenida del Cedre y dio lustre al apellido Pallarés con la creación de la marca ‘Mefisto’ de papel de fumar, cuya difusión traspasó las fronteras. Otra de las hijas, María, contrajo matrimonio --la vida es un pañuelo-- con Tomás Alcover Coloma, nieto de la muy famosa familia Coloma. La boda, con todo el lujo posible, se celebró en el hotel Voramar. Así, pues, Juan Pallarés Soldevila, que además de emprendedor, era un personaje muy mañoso capaz de inventar artilugios varios y hasta un coche de tres ruedas, fue quien enlazó la primera con la siguiente etapa del hotel. Y con su esposa Electra, tuvieron dos hijos, Juan y María Electra (Mariele) Pallarés Tena.

LA HERENCIA // Mariele se casó con el abogado Manuel Breva Nebot, personaje de altos vuelos en el mundo de los Sindicatos, que ejerció como delegado en Sevilla. Y fue Juan, quien asumió la dirección del hotel, heredando también la buena maña de su padre y de su abuelo, aunque tuviera una juventud apasionada por el deporte.

Los Breva-Pallarés son cuatro hermanos: Manuel, que se casó con María Luisa Ribes, Enrique con Consuelo Catalán, Pablo con Gemma Rubio y la pareja de Alfonso es Ester de Dios. Entre todos aportan varios herederos del nombre Voramar. Por su parte, el matrimonio entre Juan Pallarés y Ana Dols Moreno, ella muy conocida por la farmacia familiar de los Dols de la avenida del Rey Don Jaime, han aportado cuatro hijos: otro Juan Pallarés, que a su tiempo se casó con Nieves Colomina Gascó; Rafa cuya pareja es Sofía Muñoz; Ana, que permanece soltera y Carlos, el marido de Paula Ayestarán. Para cerrar la historia diré que hay en la familia un quinto Juan, que es Pallarés Colomina y que el ingeniero Rafa que se graduó también en Turismo, es quien asume en estos momentos la responsabilidad y dirección del auténtico protagonista de esta página: el Hotel Voramar, de Benicàssim. H