A festeros no gana nadie a los graueros. Y así fue un año más en la cabalgata del Mar que recorrió las calles del distrito marítimo en mosaico de colores, calor y tradición en el que participaron más de mil figurantes recreando las estampas más entrañables de la historia y del pasado grauero, con vocación de futuro.

La Colla de Dolçainers i Tabaleters fue la encargada de abrir el cortejo al ritmo de las melodías más populares, para dar paso a las comparsas de la Filà de los Moros d’En Trilles, que recordaban el pasado musulmán del barrio pescador. Entre los integrantes de esta agrupación se encontraba el Moro de l’Any 2011, el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Castellón, Miguel Ángel Mulet. Y, tras las estampas moras, fue surgiendo un compendio de imágenes que nos trasladaron a tiempos pasados a través de recreaciones humorísticas y de antaño protagonizadas por las peñas marineras: La Marxa, el Noray, El Serrallo, La Foradà, Papa i Non, Els Amics, El Bou, Els Il.legals, Tots per la Borda, Delinqüents y Sant Pere 007.

Protagonismo también de la tercera edad grauera con una importante representación del Ceam Sant Pere y del Hogar de Jubilados y Pensionistas La Panderola con una carroza marinera presidida por la reina de las fiestas, Natividad Querol, y su dama de honor, Natalia Valverde.

UNA FALLA DE LA VALL // A destacar también la carroza con la representación de la Falla Corts Valencianes-Polígon III de la Vall d’Uixó, colectivo que está hermanado con la comisión de fiestas del Grao, y cuya presencia despertó el cariño y los aplausos del público que llenaba el recorrido. Por último, el grupo de Trabucaires de la Colla Xaloc precedió a las carrozas de las reinas de las fiestas, Sara Cambronero y Patricia Santacatalina, y sus respectivas cortes de honor. En la plataforma de la reina, el pregoner, Juanjo Seguer, cantó las estrofas del poeta Alloza que invita a los graueros a disfrutar de los festejos marineros. La banda de música de la Unió Musical del Grau, dirigida por José Gargori, cerraba el cortejo. De esta forma, el distrito marítimo se adentraba en las profundidades del proceloso y colorido mar de sus fiestas. H