--¿En qué se notará que la Diputación ha cambiado de manos?

--Estamos ante un tiempo político diferente. Ninguna de las recetas que servían para lo que pasaba hasta ahora sirven en este momento. Hay que aprovechar este cambio para regenerar un nuevo ciclo político en el cual valores como la austeridad, la gestión y la eficiencia sean cuestiones que rijan cada una de las decisiones que se tomen a lo largo de estos cuatro años. Estamos en un tiempo muy complicado en lo económico y lo importante y trascendental es poner toda la carne en el asador para que esta provincia recupere la senda del crecimiento. Cualquier otra decisión que vaya en otro sentido no será prioritaria para mi gobierno.

--La Diputación solo genera parte de sus ingresos, el resto son transferencias de administraciones que ahora van aplicar recortes. Con menos presupuesto, ¿cuáles serán sus prioridades?

--Este es el momento en el que la sensatez y el sentido común tienen que imperar en las decisiones y ver de qué podemos prescindir y qué gastos no le aportan un valor al futuro. Únicamente se gastará en aquello que tenga capacidad de multiplicar la riqueza y que genere valor y productividad. La austeridad será el camino sobre el que discurramos durante estos cuatro años, no creo en los gestos como única medida a la hora de tomar decisiones importantes. No tendría sentido que uno en casa se plantease no comprar gambas para Nochebuena y se dejara las luces encendidas todo el año. Es fundamental destinar los recursos propios a pequeñas acciones que sean productivas en cada rincón de la provincia.

--¿Recortará asesores?

--Estamos en fase de conformar equipos, pero la institución se ajustará a las necesidades.

--¿Debería la Diputación apostar por la mancomunización de servicios para ahorrar gastos administrativos a los ayuntamientos que están ahora ahogados?

--Siempre he creído en los consorcios y mancomunidades como una forma de abaratar costes a los ciudadanos. Un municipio de 200 habitantes no puede tener un servicio de jardinería por el gasto que supone. Vamos a tomar una gran medida: la puesta en marcha de una central de compras va a permitir suministrar y dar servicio a los ayuntamientos para reducir sustancialmente los costes que tienen. Me refiero a gastos reales de los que vale esta prestación pero también, y esto es muy importante, a los de la tramitación. Ahora mismo, para suministrar un ordenador al Ayuntamiento de Castellfort hay que preparar un expediente administrativo que cuesta dos meses de licitar y de sacarlo a concurso. Sin embargo, si el consistorio firma un convenio con la central de compras de la Diputación, de forma inmediata puede comprarlo a un precio más barato.

--La Diputación ha sido en los últimos años un centro de reivindicación. ¿Exigirá también a Madrid y Valencia aquello que estima urgente para Castellón?

--Esta provincia no puede resignarse a ser menos que otras, mande quien mande y mande donde mande. La voz de Castellón se seguirá oyendo con la misma contundencia, con la misma firmeza y con la misma vocación de saber que si los ciudadanos siguen confiando en el proyecto político del PP en esta provincia es en gran medida por la capacidad reivindicativa para exigir lo que Castellón se merece.

--¿Se pueden poner nombre y apellidos a las reivindicaciones?

--Necesitamos de forma inminente y urgente el tren de alta velocidad, el corredor mediterráneo, la dotación de ferrocarril para el puerto, la A-68 y que la A-7 continúe desde el aeropuerto hasta Tarragona. Por otra parte, es urgente que la Generalitat apoye a tope nuestro desarrollo turístico y nos ayude a sacarle el máximo provecho al aeropuerto.

--¿Qué piensa hacer en el Hospital Provincial?

--El hospital debe seguir el esquema de funcionamiento que tiene en estos momentos. Cuenta con una personalidad propia que lo distingue como un centro sanitario de referencia para la provincia. Es de ser prudente no tocar aquello que funciona bien.

--¿Y la corrida de la Beneficencia? ¿No es un gasto superfluo?

--No. Este año aportó más de 120.000 euros a cuatro entidades benéficas. Es una apuesta que consolida la defensa de una tradición y es tremendamente interesante desde la óptica solidaria.

--¿Hay que potenciar lo rural?

--Es decisivo. Aquí se da una combinación perfecta entre el clima, la costa y el paisaje del interior, con sus costumbres y gastronomía. Debemos consolidar una red de alojamientos rurales para aportar ese valor añadido que otros territorios no pueden porque no lo tienen. Pondremos en valor hoteles como la Balma en Zorita, el Palau dels Ossets en Forcall, el Cardenal Ram en Morella o el centro termal de Benassal.