El palacete que ocupa el Museo Etnolíogico de Castellón, en la calle Caballeros, es un caserón blasonado que perteneció a la familia Matutano. En sus estancias, un 22 de diciembre de 1932 un grupo de intelectuales y lletraferits firmaron las llamadas Normes de Castelló por las que se normalizaba el valenciano de acuerdo con reglas ortográficas con el catalán como lengua común.