El 0-0 del Castellón en San Vicente del Raspeig ofrece sensaciones contradictorias, las mismas que mostró durante el partido. Un mal primer tiempo, rematado por la expulsión de Marc Trilles, dio paso un convincente ejercicio, de lo más destacado que ha ofrecido hasta ahora. Con 10, los albinegros estuvieron infinitamente mejores y merecieron el triunfo, pero, al final, hasta el punto es bueno, con dos ocasiones del Jove Español, una especialmente nítida abortada no se sabe cómo por Eduard. El caso es que el Castellón no perdió lejos de Castalia, pero tampoco ganó… ni convenció en exceso a su propietario. Fernando Miralles, que esta semana había espoleado a los futbolistas, salió con un sí pero no (o un no pero sí) en su rostro.

Al Castellón le pasó lo de casi siempre. Se dejó llevar, esperando alguna acción milagrosa llovida del cielo. Cuando quiso darse cuenta, más por deméritos suyos que por méritos del rival, ya tenía el encuentro cuesta arriba. Afortunadamente, su versión más competitiva le rescató de lo peor.

Cabello cambió sustancialmente el estilo de su equipo. Abandonó el 4-4-2 para retomar el 4-2-3-1, gracias a la recuperación de Joel, que lideró el cambio de la columna vertebral. Arriba, Hugo García, con Marc Cosme por vez primera en el banquillo, secundados por un doble pivote más de músculo que de cerebro (Álex Felip y el reaparecido Guille Vázquez).

En consonancia con esa apuesta, el Castellón optó por un fútbol sin riesgos, más allá de los que él mismo se generó. Ganó -aparentemente- en seguridad defensiva, pero perdía precisión en ataque, donde solo las faltas tan bien botadas por el ourensano creaban cosquillas en Josete. Poquísimo para cualquier equipo, más aún de un candidato al ascenso.

Del Jove Español, salvo los puñales por banda de Inarejos y, especialmente, John, nada que destacar. El caso es que este Castellón es especialista en complicarse él solito la vida. Un árbitro quisquilloso, que perdonó la expulsión a Aridani por reiteración de faltas sobre el colombiano, no tuvo piedad de Marc Trilles: dos faltas, las dos aparatosas, y vio el camino de los vestuarios un minuto antes que sus compañeros.

Como este equipo es tan desconcertante, fue entonces, viéndose contra las cuerdas, cuando mejor respuesta ofreció. En cuanto ajustó su defensa adelantada, dio un paso al frente. Este equipo es tan singular que los dos laterales gozaron de las mejores ocasiones, pero Roberto y Aridani, poco acostumbrados a vérselas de 9, remataron peor que nunca.

El Jove Español, al que no le desagradaba el 0-0, solo tuvo el arreón final, pero ¡qué arreón! Rubio chocó con un felino Eduard y, 30 segundos después, cruzó la pelota en exceso. El 1-0 hubiese sido excesivo castigo y el 0-1, tal vez demasiada recompensa… de no ser por el mal primer tiempo.