Uno de cada cinco alumnos de la Universitat Jaume I --el 20,36%-- ha participado en algún programa de intercambio. De esta forma, la UJI se adelanta al objetivo de la Unión Europea de que en el 2020 el 20% de los graduados universitarios haya realizado un periodo de estudios o de prácticas en el extranjero.

A pesar de ello, siguen siendo más los que se van que los que vienen: 372 se fueron durante el pasado curso al extranjero frente a los 227 de otros países que eligieron la UJI para su estancia.

Sin embargo, la cifra ha crecido de forma significativa en los últimos años. Si hace una década eran 194 los alumnos de la UJI que salieron rumbo al extranjero, el año pasado lo hizo casi el doble: 372. Igualmente, en el caso de los entrantes, han pasado de 124 a 227 en una década.

De los cuatro programas de intercambio estudiantil de la UJI, es el Erasmus el más conocido. 313 alumnos participaron en él el pasado año. Desde 1993 hasta la actualidad, los participantes en este programa suman 3.656, lo que supone que el 90% de las salidas se producen a la UE.

En los últimos años, la nómina de países se ha incrementado. Así, el pasado curso se incorporó Australia y Rusia al programa.

Los alumnos prefieren escoger los países cuyos habitantes tienen como lengua nativa el idioma que desean aprender. Italia --68 alumnos el pasado curso--; Francia --48--; Reino Unido --38--; Irlanda --29-- y Alemania --28-- son los destinos más demandados.

MÁS DINERO // Desde el Consell de l’Estudiantat reclaman que la Universidad y el Ministerio amplíen la cantidad económica que se asigna a estos programas: “Falta una cultura de apostar más por esa inversión en educación y aprendizaje de un idioma, que es el futuro”, afirmó Sergio Toledo, presidente de esta institución, quien explicó que “de lo que se trata es de contar con personas más formadas y hoy en día el idioma casi es una obligación para trabajar en determinados sectores económicos”.

Toledo indicó que “la prestación económica que supone la beca es muy corta para lo que se necesita en realidad y llega después de haberse ido el estudiante, con lo que el alumno debe realizar una aportación inicial. Y ello, máxime en esta situación económica, puede ser un problema. De hecho, hay gente que se queda sin ir por no tener posibilidades de adelantar ese dinero y tiene que renunciar a la beca”. Según dijo, actualmente la cuantía de la beca viene a cubrir la mitad de la estancia.

El alumno realiza en primera instancia una preselección, en la que desvela sus preferencias para la estancia, luego se aplica un baremo para adjudicar las plazas en función del rendimiento académico, etc. Luego el alumno tiene un plazo de tiempo para aceptar o cancelar la estancia.