El primer fin de semana de febrero será clave para el futuro de los principales actores del socialismo en Castellón y en la Comunitat. Será entonces cuando, en Sevilla, se celebre el congreso federal del PSOE que debe elegir al secretario/a general que tome el relevo de Rodríguez Zapatero. El papel que jueguen los delegados valencianos puede ser determinante para sus propios intereses, ya que podría condicionar el nombre del próximo líder del PSPV-PSOE y el de la persona que estará al frente del partido en Castellón. La clave está en acertar con el nombre que se hará con las riendas del PSOE.

Además, el proceso que hoy se inicia para elegir a los representantes de Castellón definirá cómo está repartido el poder entre las familias socialistas. Estamos, por tanto, ante la primera prueba de fuego tras la debacle del 20-N que marcará por dónde irán las cosas en el ámbito interno del partido.

En Castellón, son 11 los delegados y en su elección se verá el nivel de influencia de los Francesc Colomer, Ximo Puig, Enrique Navarro o Jorge Alarte. El único que se ha pronunciado ha sido Puig, que es uno de los firmantes del manifiesto Mucho PSOE por hacer, junto a Carme Chacón, aspirante a liderar el PSOE. Además de la de Chacón, se presume que habrá más opciones y ahí se verá el poder de cada una de las corrientes internas del PSPV castellonense para decantar hacia una balanza u otra esos 11 avales. Puig, que pasa por ser el mayoritario, aspira a tener como mínimo cuatro delegados. Pero puede haber sorpresas. Alarte, muy débil orgánicamente en Castellón, luchará al menos por un par de delegados y tiene en José Benlloch y Francisco Toledo a sus principales arietes en la provincia. Todo lo que no sea la mayoría (cinco) sería un fracaso para Colomer, por su condición de secretario general provincial. Y Enrique Navarro, fuerte en la Plana Baixa, aspira a otros dos. Está claro que solo hay 11 puestos, y la guerra empieza hoy mismo con el comité provincial que debe aprobar las fechas de las asambleas locales y el número de delegados que le corresponde a cada agrupación para acudir al congreso provincial donde 150 militantes deberán elegir a esos 11 representantes para Sevilla.

El interés por acudir a Sevilla, y poner al servicio de Chacón o de las otras opciones que pueden surgir a los delegados de la provincia es tal, que el lío ya puede venir en las propias asambleas locales, ya que muchos no querrán quedarse fuera del reparto del pastel. Pero la verdadera guerra vendrá en el congreso provincial. Lo normal es que vaya una lista consensuada con los 11 nombres, pero la experiencia invita a pensar que habrá al menos dos.

Sea como fuere, en Sevilla se la juegan todos porque en virtud de a quién se apoye, si resulta ganador o no, viene lo demás. El único referente que ha enseñado sus cartas es Puig. Ni Alarte, ni Colomer, ni Navarro se han pronunciado. Es tan difícil acertar. H