Montanejos ha sido el techo de Elvira Roda, la chica burbuja de Valencia, durante los últimos dos días y lo será hasta dentro de unas semanas, cuando su vivienda que sufrió un incendio esté acondicionada para la vuelta. Su hermano, Carmel Roda, relata a Mediterráneo el vía crucis que se ha sumado a su día a día desde que su vivienda se prendió fuego el pasado jueves. “Mi hermana ha sido muy valiente y, pese al riesgo a sufrir una crisis, ha ido a Montanejos, donde, aunque debilitada, ha podido dormir a cubierto”, explica.

Y es que desde el jueves hasta el pasado sábado, y pese a su delicada situación, Elvira ha tenido que dormir al raso “en el jardín de una vecina, con lo que esto significa, ya que le ha afectado el humo de las chimeneas, los detergentes que utilizaban en las viviendas cercanas o incluso los perfumes de las personas”.

“Lo mejor es que estamos viendo que se estabiliza, pero no sabemos cómo va a evolucionar”, aplica su hermano, la cara visible de Elvira, que lucha a diario con ella para “romper la burbuja, porque cada día es un drama, eres invisible y las administraciones no hacen nada por cambiarlo”.

Un ejemplo de ello es la forma en la que se ha tenido que hacer el traslado de Alboraia a Montanejos, “era tercermundista, lo hicimos con tres vehículos privados y después de jornadas de tensión, dudas, frío y desesperación”. La idea es que en unas semanas ya pueda regresar a casa, “aunque las tareas para adecentarla serán largas, ya que tenemos que limpiar y ventilar a fondo, con bicarbonato, las paredes, techos... todo para que no tenga problemas”.

Elvira tiene 35 años y hace ya siete contrajo la Sensibilidad Química Múltiple, una enfermedad ambiental, crónica, invalidante y multisistémica que le obliga a vivir aislada y sin tratamiento, puesto que la sanidad española, al contrario que en otros países, no reconoce su dolencia. H