Desde el 1 de enero una normativa comunitaria ha añadido una dificultad más a la actividad pesquera en la provincia. Los barcos y sus capitanes cuentan con un carné por puntos en el que se anota cada una de las sanciones que se les imputa por prácticas fraudulentas. Similar al de conducir, funciona al revés: se suman los puntos y, con una determinada cifra, tanto el patrón como la nave pierden sus derechos para salir a faenar por periodos que van desde los 2 meses (18 puntos) a la perpetuidad (90 puntos), pasando por 4, 8 y 12 meses. Para volver a poner a cero el contador, tanto el capitán de la nave como esta tienen que estar tres años sin cometer ninguna infracción. Esto, añadido a que los puntos se suman a las multas que ya se pagan por las infracciones.

Así, las nuevas exigencias de la Unión Europea dificultan todavía más la supervivencia, ya de por sí amenazada, del sector pesquero en la provincia. Con la entrada en vigor de la nueva Política Pesquera Común en el 2013, Bruselas pretende implantar una nueva reglamentación que puede ser muy perjudicial. Por ejemplo, la catalogación como pesca artesanal solo para las embarcaciones de menos de 12 metros de eslora --sin tener en cuenta la actividad tradicional o que regresen a puerto cada día--, puede hacer que la mayor parte de la flota provincial pierda la capacidad para solicitar cualquier subvención.

¿adiós a las vedas? // Entre ellas las ayudas para la paralización definitiva (desguace) y temporal (vedas biológicas), que la Comisión Europea pretende anular. Las cofradías castellonenses, unidas en la federación nacional, luchan por evitarlo, máxime cuando estos paros regenerativos “cuadran con la política europea de sostenibilidad”, afirma el secretario de la Federación provincial de cofradías de pesca, Manuel Albiol.

Asimismo, otros requisitos, como la implantación del diario electrónico de a bordo y las cajas azules --como las cajas negras de los aviones-- o la modificación del tamaño de las redes han supuesto ya un desembolso muy importante para las embarcaciones.

Con ello se están poniendo más trabas a la continuidad de la pesca, un sector que en los últimos seis años ha perdido buena parte de su flota. De las 250 barcas del 2005, actualmente faenan en la provincia 187, un 25,2% menos. Asimismo, la cifra de trabajadores directos también se ha reducido en un porcentaje muy similar, al pasar de los 1.072 tripulantes del 2005 a los 787 de las cinco cofradías provinciales a 31 de diciembre (285 empleos menos).

Esto viene provocado fundamentalmente por la escasa rentabilidad de las pesquerías, muy gravadas por los costes, como el del combustible, que se paga a 0,71 euros el litro de gasóleo, por encima de las dos anteriores crisis petrolíferas. Asimismo, el estancamiento del valor del pescado minimiza los ingresos. H