El Ayuntamiento de Castellón ha iniciado ya las negociaciones con los representantes del Club de Tiro San Huberto para hacerse con los terrenos que ocupan junto al aeródromo del Grao. El objetivo es lograr a medio plazo reunir los 432.760 metros cuadrados de suelo donde se emplazará la Ciudad de las Lenguas.

La parcela que emplea el club de tiradores como área de ensayos y como sede de diferentes campeonatos posee alrededor de 55.000 metros cuadrados, superficie nada desdeñable al norte del privilegiado emplazamiento costero. Sin embargo, a diferencia del aeródromo todavía en manos del aeroclub del Grao, el suelo es propiedad del club de tiro. De ahí que sea imprescindible alcanzar un acuerdo satisfactorio.

El concejal de Urbanismo, Miguel Ángel Mulet, ha explicado que la postura inicial municipal es ceder al club el uso de una parcela en otro punto del término para sus actividades y compensar el valor económico de esa permuta de alguna manera. "Acabamos de empezar los contactos porque queremos llegar a un acuerdo satisfactorio, ahora estamos viendo qué quieren y necesitan para intentar llegar a un punto de encuentro", señaló Miguel ÁngelMulet sin querer dar más detalles. De momento, ambas partes han creado una mesa de diálogo con sus respectivos técnicos para intentar acercar posturas.

TRAMITACIÓN RETRASADA // El consistorio pretende hallar un acuerdo que no implique desembolso económico alguno pero juega con la tranquilidad de saber que la tramitación de la Ciudad de las Lenguas aún está muy retrasada. La Conselleria de Turismo prevé adjudicar en las próximas semanas el contrato para redactar el plan de negocio que redimensionará a la baja el coste económico y el contenido del proyecto. Los 287 millones de euros estimados inicialmente en el masterplan que ya se redactó en el año 2010 son inasumibles en la actual coyuntura de crisis. El Consell también pretende restar lustre al diseño arquitectónico del complejo idiomático en favor de una oferta educativa más completa que atraiga a jóvenes extranjeros.De forma paralela, el consistorio castellonense tramita desde el pasado 27 de abril el expediente para desalojar al aeroclub del aeródromo amparado en su titularidad de esos terrenos.

Una vez el equipo de gobierno disponga de esas dos pastillas de suelo, afrontará la última operación: lograr hacerse con la titularidad de la media decena de chalets privados recayentes al aeródromo en su extremo norte. Miguel Ángel Mulet no precisó cuál será la fórmula elegida para negociar con los propietarios, pero deberá pasar por un acuerdo plenamente satisfactorio para todas las partes. Esos cinco chalets suman unos 31.000 metros cuadrados y representan el 7,3% de la superficie global.