Salieron de casa jóvenes. Se formaron lejos del hogar de sus padres. Castellón crecía y crecía. Había pleno empleo, sueldos de 1.800 euros,... pero después pasó lo que pasó y los sueños se rompieron. A muchos no les ha quedado más remedio que volver a la casa de los padres e ir tirando gracias a su pensión. Hace cinco años, al comienzo de esta crisis, solo el 6% de los hogares sustentados por un mayor de 65 años tenían a todos sus miembros en paro. Este porcentaje se disparó en 2011 por encima del 18%. Hoy, y según datos del Instituto Valenciano de Estadística, 3.100 familias de Castellón en las que no trabaja nadie conviven con una persona mayor de 65 años.

No es solo cuestión de la fría estadística. Los que día a día tienen que lidiar con esta realidad en la calle confirman los datos. “Hay casos dramáticos. Familias con niños pequeños que han agotado la prestación por desempleo, que no tienen ingresos y que han optado por irse con los abuelos. Hay familias de seis miembros que comen gracias a los 600 euros de pensión de la abuela”, cuentan en todas las áreas de los servicios sociales municipales consultadas.

Lo que también reflejan las estadísticas es que esta situación, que hace tan solo unos años era residual, está empezando a ser más que normal. Hace cuatro años la cifra de hogares que dependían directamente de una persona mayor de 65 años apenas alcanzaba los 1.500 en la provincia. Hoy son el doble y las previsiones, si el mercado laboral no supera su atonía, es que en los próximos meses se vaya a más.

DE LA RESIDENCIA A CASA // Donde también han notado que cientos de familias necesitan la paga del abuelo para salir adelante es en las residencias de la tercera edad. “Hay decenas de familias que han sacado a las personas mayores de las residencias o de los centros de día para poder disponer de sus pensiones”, asegura María José Mira, directora general de la Asociación empresarial de servicios a personas en situación de dependencia de la Comunitat (Aerte).

En Castellón, y según los datos de esta asociación, ahora mismo hay 332 plazas libres, la mayoría en las residencias ubicadas en los municipios de la costa.

En las residencias también confirman la tendencia. Hace meses que los niveles de ocupación están bajo mínimos y donde hace años había lista de espera ahora mismo tienen más del 40% de las plazas por cubrir. “Habitaciones hay de sobra, y la demanda de las familias se ha reducido drásticamente”, confirman en un centro,

Otro de los cambios que está provocando la crisis y que también afectan a las personas mayores tiene que ver con la ley de dependencia. Hasta ahora en Castellón eran mayoritarias las familias que demandaban la ayuda de un profesional o una plaza en una residencia. Esto ha cambiado. “Cada vez más gente pide la ayuda económica al familiar cuidador”, argumenta Mira.

Pero detrás de la crisis y del papel que juegan los jubilados hay otra lectura. Y esa es más positiva. Antes, cuando un anciano ingresaba en un hospital era cuidado, en la mayoría de los casos, por una mujer ajena a la familia. “Ahora se le ha dado la vuelta a la tortilla y esa misma persona acude a la residencia con los hijos”, dice Carmen Barceló, presidenta del Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de Castellón. H