Peñas y mayores tomaron ayer las calles del Grao, en unas fiestas de Sant Pere que aún vivían la resaca de la Nit de Sant Joan, en el arranque de una semana que se vive con intensidad las 24 horas del día. Ya de buena mañana, la despertà de la Peña L’Arrastre primero, y de la Asociación de Jubilados y Pensionistas La Panderola una hora más tarde, consiguieron levantar los ánimos de los graueros. Traca, cohetes de todo tipo y el sonido de la dolçaina fueron ingredientes para una ajetreada mañana que culminó, pasadas las dos de la tarde, con una monumental paella para unas 2.000 personas, en La Panderola. Juegos, hinchables para los más pequeños, tertulia en el parque y un sinfín de preparativos para que todo estuviera a punto para entaularse, como dicen en el Grao, llenaron la mañana.

La jornada taurina, la segunda, estuvo marcada por los toros vespertinos de las peñas La Fugida y L’Arrastre, que, tras el desfile, aprovecharon el día para probar los erales en una popular exhibición que contó con numeroso público aficionado grauero. H