El miércoles 10 de junio de 1987 se inició el cambio de tendencia en el voto de los ciudadanos, que acabó con la hegemonía socialista en la ciudad de Castellón y también en muchos municipios de la provincia. Aunque el PSOE, tras aquella noche de infarto, siguió gobernando el Ayuntamiento de Castellón, con el alcalde Daniel Gozalbo, no tuvo más remedio que recurrir a los pactos con otras fuerzas, como el Centro Democrático y Social, que resultó ser, tal como pronosticaban las encuestas, la fuerza revelación de aquella cita electoral.

Los resultados de aquel 10-J vinieron a demostrar que una nueva mayoría del centro derecha iba a ser hegemónica en Castellón durante los próximos 25 años. Alianza Popular, que presentó como candidato al arquitecto José Luis Gimeno y bajo la dirección del presidente local, Carlos Fabra, tuvo uno de los mejores resultados de su historia y se consolidó como una auténtica alternativa de gobierno. Por último, la coalición formada por la Unitat del Poble Valencià y EU logró hacer concejal a Antoni Porcar, que iba a ser un referente del valencianismo en Castellón.

Las elecciones municipales coincidieron con las autonómicas y las europeas. En estas dos citas, se confirmó, por contra, la superioridad electoral del PSOE que tenía al presidente de la Generalitat valenciana, Joan Lerma, como referente. De todas formas, el nuevo mapa político evidenció una pérdida gradual de votos del socialismo y la entrada de nuevas formaciones políticas, como el CDS, que iba a ser un experimento efímero, ligado al expresidente Adolfo Suárez, y que se diluyó como un azucarillo en los siguientes comicios de 1991.

A Alianza Popular aún le quedaba mucho por hacer hasta llegar al gobierno, logro conseguido en 1995. Primero tuvo que encarar la renovación provincial con la victoria de Carlos Fabra en la presidencia provincial, frente al histórico José María Escuín. El segundo escalón iba a ser la refundación de la vieja Alianza Popular de Manuel Fraga en el nuevo PP de José María Aznar tras el congreso de Sevilla de 1991. Y por último, la llegada de Eduardo Zaplana a la presidencia regional ya en los años 90 que lo iba a convertir en el primer presidente de la Generalitat del Partido Popular. Pero esas iban a ser otras historias. Y en aquella noche nadie pudo ni sospechar lo que iba a ocurrir en el futuro. H