¡Cuidaos!

Con esta lapidario imperativo concluía ayer una charla que mantenía con doce representantes de colectivos de discapacitados de Castellón. Uno de ellos cerraba la conversación con una frase que pretendía expresar su preocupación: “Si ahora estamos muy mal, no sé que puede pasar el año que viene, así que cuidad vuestra la salud”. Demoledor.

Sus cuentas no salen y la Administración, que subvenciona el 80% de su acción social, es morosa. Pero no vamos ahora a descubrir cómo están las arcas autonómicas, aunque sí merece una reflexión cómo se reparten los cuartos.

Estas personas solo reclaman lo que se les prometió. Representan el estrato más débil de una sociedad que debería avergonzarse cuando oye sus lamentos y gira la cabeza hacia otro lado. Precisan que el Consell tenga claras cuáles son las prioridades y, más allá de las palabras, ha de atender a quienes no pueden valerse por si mismos. Son su salvavidas. Son su responsabilidad. H