Satisfacción a medias tras conocer la sentencia del juzgado de Primera Instancia nº 90 de Madrid que condena a la farmacéutica Grünenthal al pago de indemnizaciones a los afectados de la talidomida por deformaciones congénitas que causó el fármaco.

Una de las dos personas afectadas en la provincia, Mª Dolores Soriano, de Benicarló -la otra persona es de la Vall d’Uixó-, asegura que “es una alegría que reconozcan a las víctimas después de tantos años, pero la sentencia se queda corta porque hay mucha gente afectada que no es reconocida”. Prueba de ello es que el auto solo contempla indemnizaciones -20.000 euros por cada punto porcentual de minusvalía reconocido- para una veintena de personas, cuando la Asociación de Víctimas de la Talidomida en España (Avite) las solicitaba para 186, y calculan que el fármaco causó deficiencias congénitas en el país a unas 3.000 personas. Ella es una de las no reconocidas, ya que no tiene ningún informe médico que certifique que su malformación es causada por la talidomida, y además, nació cuando oficialmente el fármaco no se comercializaba en el país.

Pese a ello, confía en que “esta sentencia pueda ser una puerta abierta para todas esas personas como ella”. “Seguiré luchando para conseguir que reconozcan mi malformación”, insiste. H