Unas 230 personas disfrutaron ayer del Día de la Bici en Castellón, una jornada que llega a su 25ª edición, consolidándose como uno de los eventos más antiguos de España para potenciar el uso de la bicicleta. Aficionados de todas las edades partieron por la mañana de la plaza de la Independencia de la capital, más conocida como La Farola, para circular durante unos 35 kilómetros hasta el Pinar del Grao, pasando primero por el Voramar de Benicàssim.

Organizado por Amics de la Natura y patrocinado por el Ayuntamiento de Castellón, la jornada ecologista resultó un éxito rotundo gracias al buen ambiente vivido por lo participantes y el soleado clima. La marcha, que comenzó, y es su razón de ser, como una reivindicación para reducir la polución de las ciudades, se ha convertido en mucho más: un acto lúdico y familiar que mueve a muchos vecinos que desean un mundo más verde.

Bajo el lema El coche devora la ciudad, decenas de castellonenses de todas las edades salieron a la carretera. El benjamín de la expedición fue un niño de Almassora que con tan solo cinco años completó el recorrido junto a sus jóvenes compañeros, que vestían un igual maillot amarillo.

No faltaron a la cita los ciclistas más veteranos, fieles como pocos a la marcha otoñal, que quizá el año que viene se celebre en primavera.

Al terminar el recorrido, los amantes de las bicis almorzaron en El Pinar, donde se repartió agua, platos de cuscús y mandarinas compradas en el Mercat de la Taronja. H