Unos tanto y otros tan poco. Las fuertes lluvias y temporales de nieve de las provincias por las que discurre el Ebro han obligado en los últimos días a abrir las compuertas de los embalses para que las crecidas del cauce no los desborde. Se vierten al mar, según fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro, “1.000 m3 de agua por segundo”, es decir, 86.400.000 m3 cada 24 horas (86,4 hm3) o lo que es lo mismo, al día se está desembalsando la misma cantidad de agua que permitiría a los pantanos de Castellón rozar el 100% de su capacidad.

Unos embalses que están al 43% de su capacidad por la falta de lluvias. Como ya ha recogido este periódico, en la actualidad los ocho pantanos de la provincia tienen 138,88 hm3 de agua embalsada, cuando su capacidad total es de 231,1 hm3. Unas cifras que contrastan con las que arroja el último parte de los embalses de la cuenca del Ebro, con una reserva de 5.931 hm3, lo que representa un 79,2% de la capacidad total de embalse de esta cuenca.

Desde la Confederación del Ebro aseguran que se trata de “crecidas y desembalses ordinarios en estas fechas”. Lo son en muchos puntos de la geografía española pero no en esta provincia, que está a punto de cerrar el octavo mes consecutivo sin precipitaciones de importancia, arrastrando una de las peores sequías del último siglo. “Desde el pasado mes de mayo no llueve con intensidad en Castellón, solo se ha registrado un goteo insignificante”, según apunta el catedrático del Clima de la Universitat Jaume I, José Quereda. Asimismo, asegura que “el segundo semestre del 2013 -periodo durante el que se suele concentrar el 60% de las precipitaciones- ha sido el más árido desde 1980, con solo un 10% de precipitaciones”.

PREVISIONES // Y las previsiones meteorológicas no son alentadoras, ya que “aunque se esperan algunas gotas para el viernes y el sábado, no tendrán demasiada importancia y no servirán para paliar la sequía”, según pronosticó el catedrático de la UJI.

De seguir así, las reservas hídricas de la provincia garantizan agua hasta el próximo verano. No obstante, tanto especialistas en clima como agricultores -uno de los sectores más perjudicados por la falta de lluvias- confían en que la primavera sea lluviosa y recargue embalses y acuíferos. H