La sequía ha hecho mella en las cañas para la romería de la Magdalena del próximo día 23 de marzo. Los símbolos distintivos del día grande de las fiestas fundacionales serán este año más finos, con menos calibre.

Fernando Renau, el canyer, que por tradición familiar desde 1958, recoge y prepara los fustes en los cañaverales de la partida de la Borrasa, cuenta como “la falta de lluvia ha hecho que las cañas no tengan este año el grosor de otras romerías”. “Si bien habrá de todas las alturas, lo cierto es que son más delgadas”, relató Renau quien está ahora centrado en descortezar cada uno de estos elementos magdaleneros, unos 25.000, para que puedan estar listos en la mañana del tercer domingo de Cuaresma, “después de recoger más de 70.000 y hacer una selección, cuyas sobrantes, sobre todo las que están torcidas, se apartan y son quemadas”, resalta Renau.

Una recogida de cañas que se inició el 14 de enero en un proceso totalmente artesanal, y cuyos pasos permanecen inalterables a lo largo de los años. Cuando estén los juncos totalmente preparados, “gaiatas, cavallers, Junta de Festes y ayuntamiento comenzarán a recogerlas a partir del 10 de marzo”.

De las 25.000, 21.000 se llevarán al Mercado Central, en la mañana del día de la romería para que los castellonenses puedan recogerlas en un reparto tremendamente popular y que se convierte en una de las estampas más clásicas del día grande de Castellón.

Otras 900 cañas son llevadas a la tenencia alcaldía del Grao para la romería que sale del distrito marítimo y atraviesa el Camí de la Pedrera hasta la ermita de la Magdalena, pasando por Sant Roc de la Donació. Asimismo, unas 150 se reservarán para la tornà de la romería, ya por la noche, tanto en la basílica de la Mare de Deú del Lledó, como en el convento de las Carmelitas Descalzas. H