El castellonense Ignacio Forcadell forma parte del equipo que ha descubierto en el sur de Egipto -en Luxor, edificada sobre las ruinas de la antigua Tebas- una tumba perteneciente a la enigmática dinastía XI (del periodo comprendido en torno al 2150-1990 a.C.), de hace más de 4.000 años.

Un hallazgo que “me causó una emoción muy grande, por la trascendencia que tiene”, reconoce a Mediterráneo. “Este yacimiento es una de las zonas más prolíficas de Egipto. Salen cosas trascendentales día a día y ninguno del equipo podremos llegar a verlo totalmente excavado, por la magnitud de lo que esconde”.

Las excavaciones forman parte del Proyecto Djehuty, liderado por el investigador del CSIC José Manuel Galán, del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo, y en el que participan 20 españoles, tres de la Comunitat, entre ellos Forcadell. El castellonense se incorporó al equipo hace cuatro años y esta ha sido su tercera excavación. Arquitecto de profesión, su misión es recrear tridimensionalmente los entornos y encargarse de la seguridad. “Las tumbas están excavadas en las rocas y hay riesgo de que los techos se caigan, por lo que mi trabajo es asegurar los techos y, fuera de las rocas, encargarme también de la seguridad de la excavación. También ayuda al topógrafo en labores de documentación y he recreado virtualmente recorridos por los yacimientos”. Confiesa que la arqueología es su pasión y recuerda cómo, en una conferencia que dio en el Aula Isabel Ferrer de Castellón hace años el líder del equipo, José Manuel Galán, se ofreció a entrar en el grupo. “Al principio me dijo que ya estaba cerrado, pero fui insistiendo hasta que al final conseguí entrar”, relata Forcadell. Es más, no descarta poder dedicarse en exclusiva a esta pasión, aunque reconoce que “es muy difícil vivir de la arqueología”.

La primera vez que estuvo en la excavación, recuerda, “me sentí abrumado. Me costaba digerir lo que estaba viendo y tenía constantemente la piel de gallina”.

HACIENDO HISTORIA // Este hallazgo en el que ha participado puede ayudar a arrojar luz sobre uno de los periodos más oscuros de la historia egipcia, cuando Tebas se convirtió en la capital del reino unificado del Alto y Bajo Egipto, tras una lucha interna de poder encabezada por la dinastía XI. ¿Su sueño? “Descubrir una tumba de un faraón que estuviera intacto. Ojalá”, confiesa entre risas. H