A modo de chanza entre amigos yo suelo decir que han sido siete las vidas que me han tocado en el sorteo. Una de ellas es la que se refiere a mi época en el entorno ciclista, el mundo deportivo del ciclismo. Desde muy joven fui organizador desde la OAR, delegado provincial de la Federación de Ciclismo, cronista en Mediterráneo y en Radio Castellón de la SER, locutor animador de tantísimas pruebas en la capital y en las vueltas por la provincia y a esta faceta me refiero hoy. Sin saber por qué, en mi recorrido micrófono en mano por esas carreteras del Maestrazgo y del Palancia, en la Plana y en el Mijares, como yo no tenía vehículo propio, cubrí alguna que otra vez mi misión de cronista reportero desde el coche de un técnico profesional como Jovino, un adelantado además en temas de radio y televisión por esos pueblos de Dios, pero, durante varias temporadas, fui feliz viajando en el coche del empresario Vicente Traver Traveroles, de las Cuevas de Vinromà, acompañado de otros aficionados como el farmacéutico Ramón Fabregat y el médico multiusos Rafael Puig, los tres bastante mayores que yo. De los tres, me queda todavía el acompañamiento de don Rafael, con el que he compartido otros temas de todo tipo, sentados en la biblioteca del Casino Antiguo.

LA PROCTOLOGÍA // Entre unos y otros escenarios, por uno u otro motivo, don Rafael me ha ido contando su vida. El morbo me obliga a empezar por lo dicho con referencia a una de sus especialidades, la proctología. Muchos lectores saben que se trata de la parte de la medicina que estudia y trata de las enfermedades del recto y del ano, o sea, el culo. Y, al respecto el doctor Puig me contaba lo que dejó escrito el notable y famoso médico del hospital St. Mark’s de Londres, Lockardt Mummery:

-- “Una fístula anal puede parecer pequeña cosa, que se opera fácilmente; pero está lejos de ser sencilla. La reputación, el crédito y prestigio de muchos cirujanos ha sido más manchado por intervenciones sobre fístulas anales que por laparatomías. En esto, los malos resultados se suelen olvidar con las flores, mientras que las fístulas se pasean, exhibiendo ante los expertos los malos resultados de su tratamiento…”.

Lo cierto es que he observado que Rafael Puig se ha mostrado ágil y rápido en sus conversaciones. En el fondo siempre ha deseado contar su vida y dar a conocer lo que ha vivido. Y como médico ha querido en todo momento ser escuchado. Tanto en temas de tipo profesional, como en el desarrollo de la vida diaria.

LA VIDA // Hijo de Rafael y Carmen, nació Rafael Puig Granell el 17 de mayo de 1925 en la población de Quart de les Valls, una zona rural de la provincia en Valencia, agrícola, con espléndidas y variadas especialidades de naranjos. Siempre nos decía que su abuelo fue muy popular, descendía de Vinaròs y fue el secretario de los Ayuntamientos de Almenara, Artana y Cabanes. En cuanto a los padres, él ejercía como Secretario por oposición del Ayuntamiento de Quart. Doña Carmen descendía del pueblo de Godella.

Consiguió el Bachillerato en Valencia, alumno libre del Instituto Luis Vives, después de muchos altibajos por la Guerra Civil, período en el que el chico aprendió además las asignaturas de mecanografía y taquigrafía.

En 1943, en Valencia, un amplio grupo de 300 jóvenes empezaron Medicina, varios de Castellón también. Solamente se matricularon entonces dos muchachas, el resto chicos. En segundo curso ya solamente eran 150, incluidas las dos chicas. Y en tercero, incluso en la orla final, quedaron 48 chicos y las dos mujeres, estudiosas y muy inteligentes.

En Valencia, Rafael se quedaba a comer y dormir en casa de unos tíos. Y los fines de semana volvía a casa en autobús, como otros.

Después de las prácticas correspondientes, consiguió el título de Licenciado en Medicina y Cirugía en el año 1949. Y de allí al servicio militar.

CASTELLÓN COMO PATRIA // Ya como alférez provisional, las Milicias Universitarias incluidas, fue destinado a Castellón donde empezó por explicar a sus amigos que “me he injertado de castellonense y me he considerado desde entonces como un castellonero más”. Las profesiones de su abuelo y de su padre le impulsaron a preparar oposiciones a Médico de Registro Civil, algo de tipo administrativo, pero desistió porque la clínica y el contacto con el enfermo eran en realidad su vocación.

La verdad es que los consejos del insigne y prestigioso doctor don Juan Bellido, incluso del practicante Vicente Muriach, también influyeron. Y se acabó de decidir cuando realizó el internado durante año y medio en el Hospital Provincial junto a los que fueron entonces sus compañeros médicos, Muedra, Vila, Chermá, Barrera y Ramiro García, todos bajo la dirección de los jefes de sala, los doctores Roca y Altava. Todo ayudó para que se considerara castellonero de corazón y de hecho. Apasionado del fútbol albinegro también, del billar a tres bandas en el Casino, del ciclismo más tarde. Y por haber conocido a la muchacha de Faura, hija del farmacéutico, Avelina Fabregat Taberner, con la que contrajo matrimonio en abril de 1953, estableciendo su piso en Castellón.

QUÉ BELLO ES VIVIR // Unos años después de casados, los Puig-Fabregat fueron padres de su primera hija, Mari Carmen. Después vino Fernando. Y la tercera, Lina como la madre. Siete nietos: Pau, Aina, Marta, Ferrán, Isabel, Nuria y Elena.

Rafael Puig se especializó en Aparato Digestivo, con cursos muy intensos en el Hospital de la Santa Cruz y Sant Pau en Barcelona, donde también se especializó en Proctología y Radiología, aunque eso le obligó a ser alumno en París, en el hospital Saint Antoine. En Castellón, sus primeras intervenciones tuvieron lugar en su propio consultorio de la Ronda Mijares. Ha hablado siempre muy bien de sus enfermeras y eso le honra, especialmente de Sor Nati, que fue Maribel Portolés antes de ser monja. Después, Mari Carmen Forés y las hermanas Clarisa y Sandra Gómez.

Tuvo que gastarse un dineral con un equipo de radiología y todos los accesorios. Y fue especialista en la Seguridad Social de Digestivo, alternando con aquellos primeros trabajos en Benadresa, en Borriol sustituyendo al doctor Martínez Urrea, así como en Vilanova d’Alcolea y en les Coves de Vinromà: cogiendo experiencia y guardando mil y una anécdotas, humanas y profesionales. H