Una de cada cinco familias valencianoparlantes (21%) de Castellón no se comunica en valenciano con sus hijos. Así lo refleja un reciente estudio sobre la situación de la lengua en el 2014 que cuenta con el aval del Institut d’Estudis Catalans.

El informe agrupa las comarcas de la Comunitat en tres grandes zonas. Una, que engloba al 40% de la población de predomino valencianoparlante, donde la transmisión de padres a hijos crece siete puntos, en la que se encuentra el área geográfica del norte de la provincia (Els Ports, el Maestrat y l’Alcalatén). Otra, que agrupa al 20,8% de la población de predominio valencianoparlante, donde también crece la transmisión, pero con incrementos menores o estabilidad, es en la que se encuentra la Plana Baixa. Y una tercera, donde se aprecia un retroceso de cuatro puntos y que agrupa al 38,7% de la población. En esta situación se halla la capital de la Plana y la Plana Alta.

El informe ve preocupante el caso de la capital de la Plana porque, ya de entrada, el porcentaje de uso del valenciano entre padres e hijos es bajo (36,5%) y encima se producen pérdidas en la transmisión intergeneracional.

A la hora de buscar soluciones, aboga por establecer lazos entre el sistema educativo y las redes sociales y familiares de los hablantes más jóvenes, así como una mayor vertebración entre el territorio con mayor protagonismo político y económico de estas zonas de atracción con el de las áreas del norte de Castellón.

En este sentido, el director de la Xarxa Cruscat del Institut d’Estudis Catalans, Miquel Àngel Pradilla, natural de Rossell, explica que la transmisión generacional es uno de los indicadores sociolingüísticos que marca si la lengua funciona o no como debería y manifiesta que es clave a la hora de evaluar si una lengua está avanzando en la dirección adecuada. “Si la transmisión generacional no va bien, la lengua tiene los días contados”, indica.

El profesor Pradilla indica que un informe de la Acadèmia Valenciana de la Llengua del 2004 mostraba una tendencia a la estabilización general en el conjunto de toda la Comunitat. Sin embargo, por zonas y municipios, se ve un complejo de ciudades pequeñas en donde la transferencia funciona, pero en las grandes ciudades la transmisión se ve interrumpida. “Las ciudades son las que acaban marcando la pauta de lo que hace el resto y en un proceso como el actual en que se está produciendo una desruralización (regreso a las ciudades) por la crisis la perspectiva no es nada buena”, señala. Para dar la vuelta a esta situación considera necesario que la lengua tenga prestigio social y para ello hace falta una política y planificación lingüística.

Pradilla alerta, además, de la amenaza que representa en el ámbito educativo la implantación de modelos “pretendidamente multilingües” que limitan la atención preferente a la lengua propia, así como el apagón mediático de los medios de comunicación en lengua propia. H