Su manejo del degüello de botella con tenazas calientes y pluma, su privilegiado olfato y su conocimiento enciclopédico sobre las bebidas y la manera adecuada de servirlas le sirvieron al alicantino Miguel Terol para proclamarse el mejor sumiller de la Comunitat Valenciana. Y es que este profesional de la hostelería resultó vencedor de una exigente batalla, disputada en el Centro de Turismo del Grao de Castellón, que ayer lunes enfrentó a 40 expertos de las tres provincias llevados al límite de sus capacidades.

Organizado por la Federación de Asociaciones de Sumilleres de la Comunitat Valenciana (FASCV), el concurso estaba encaminado a elegir al representante autonómico que participará en el campeonato nacional, que se disputará en Madrid. En la final, Terol se impuso a los valencianos Javier Cantos y Pedro José Pérez. No hubo suerte para los 12 representantes provinciales, pese a que entre ellos se encontraba el sumiller del restaurante Mediterráneo, Sergio Rodríguez, que fue finalista en la última edición del prestigioso certamen Nariz de Oro.

HABILIDADES // “Esta es una profesión un tanto desconocida”, explicaba Carlos Gutiérrez, secretario de la asociación de Castellón (Asucap). La imagen más usual que tiene la gente sobre un sumiller es la de un experto sobre vino. Y sí, claro que lo es, pero también sobre otras muchas cosas: “Un buen profesional tiene que saber mucho sobre aceite, café, destilados, jamón, queso, puros...”.

Unos conocimientos que fueron puestos a prueba, en primer lugar, desde la vertiente teórica. Los participantes tuvieron que contestar hasta sesenta preguntas sobre todo tipo de temas. Después, le llegó el turno al sentido del gusto con una cata a ciegas de un vino y un cava, de los que no conocían la marca. Sin embargo, igualmente tuvieron que describir las características del producto a partir de lo que habían percibido. La tercera prueba tenía como finalidad testar las habilidades en el servicio, en concreto del cava, que tenía que hacerse siguiendo todos los protocolos establecidos.

A LA FINAL // Los exámenes sirvieron para seleccionar a los tres mejores, los que habían obtenido una puntuación más alta, para que compitieran en una exigente final que resultó muy igualada y emocionante.

La primera de las pruebas consistió en elegir una entre cinco bebidas alcohólicas -kirsch, tequila, armagnac, brandy, y whisky- y hacer una amplia y acertada exposición del producto ante los jueces. El mínimo fallo significaba quedarse sin opciones de victoria.

No menos difícil era el segundo examen, consistente en detectar cinco fallos en una carta con diez vinos. Para el final quedaba completar el servicio perfecto de un Oporto, una ceremonia que requiere de habilidad y temple.

Miguel Terol cumplió a la perfección y se llevó el trofeo a Alicante, tras la deliberación de los miembros del jurado, pertenecientes a asociaciones de sumilleres de toda la Comunitat Valenciana. Representando a la provincia estaba David Buch, presidente de Asucap.

Un homenaje, en definitiva, al buen gusto y a la buena mesa, a una profesión que consigue hacer más felices a aquellos que se acercan a comer a un restaurante. H