El Museo de Bellas Artes acoge hasta inicios del mes de septiembre la exposición Sorolla íntimo que presenta algunos de los primeros bocetos que el pintor valenciano realizó para los grandes murales de la biblioteca de la Hispanic Society de New York, que pudieron verse en Valencia hace siete años en una excepcional muestra bajo la experta comisaría del buen amigo Felipe Garín.

Pues bien, esta exhibición del Museo de Castellón que comentamos es resueltamente complementaria, precisamente porque nos permite describir al Sorolla de trazo inmediato, casi expresionista, que tomó del natural escenas para buscar actitudes y ubicaciones, que le permitieran cuajar los grandes conjuntos que componen la serie. Una muestra que, sin duda, hay que visitar y que desde esta columna recomiendo vivamente, porque resulta muy representativa.

Al respecto, no quiero olvidar la anécdota del diálogo entre Antonio Marco y Traver Calzada respecto del valor de la obra de primera intención. Este Sorolla de rasgo improvisado está muy cercano al propósito del pintor de les Alqueries y por ello mismo resulta novedoso y genial al mismo tiempo.

La comisaria de esta muestra a cargo de Carmen Pérez, cuyas labores de restauración al frente del IVACOR tanto hemos ponderado, es tan didáctica como ilustrativa, porque permite conocer, los pormenores de la labor pictórica de Sorolla, al tiempo que en las reproducciones a tamaño natural de los fragmentos de los murales, se puede comparar el valor de la obra de primera intención frente al producto acabado. H