La Generalitat valenciana prometió que la Mesa del Azulejo estaría en marcha en el plazo de un mes. Pero de eso hace ya casi un año y nada más se ha sabido. Y es que el sector ha reiterado hasta la saciedad que se siente muy poco tenido en cuenta por los responsables de las administraciones públicas, tanto estatales como regionales, a pesar de que el sector cerrará este año con un crecimiento de sus ventas del 7,5%, sumando 3.300 millones de euros, y que ha creado 515 puestos más de trabajo, situando las plantillas en 15.000 profesionales.

El 22 de febrero del pasado año 2016, el mismísimo Ximo Puig se trasladaba hasta Castellón para reunirse en la sede del Gobierno valenciano en la capital de La Plana con la junta directiva de la patronal azulejera Ascer. Pretendía zanjar así las quejas que, tras seis meses desde que tomara posesión de sus cargos el nuevo Consell bipartito, habían generado, ante la nula comunicación entre Gobierno autonómico e industria, a pesar de ser una de las actividades industriales más exportadora y que más empleo directo generan y riqueza.

En aquel encuentro, Puig prometía la constitución de una «Mesa del Azulejo» que serviría para coordinar, transversalmente, todas las cuestiones que preocupan al clúster cerámico y que tienen que ver con la Generalitat, o incluso cara a mediar por sus intereses hacia el Ejecutivo central. El foro fijó su constitución para el plazo «de un mes», pero nada más se ha sabido de ello.

Y lo mismo ocurre con los cuatro ejes de medidas que propuso, que hoy todavía están en fase de maduración y no están definidas. Como ejemplo, el Plan de Apoyo a la Rehabilitación, del que el presidente de Ascer ya ha dicho que el borrador que se ha desvelado «ni es lo que esperábamos ni es lo que necesitamos».

De ahí que los empresarios denuncien la «falta de visibilidad» que el sector tiene para la Generalitat valenciana.