La pesca de arrastre de la provincia no seguirá este año los dictados del Gobierno y volverá a realizar el paro biológico habitual de los caladeros castellonenses, esto es, en julio y agosto. Será de nuevo así en estos dos meses cuando la mayor parte de la flota provincial quede amarrada en puerto, al contrario de lo que sucedió el año pasado, cuando armadores y marineros dejaron de faenar en junio y julio bajo la promesa de que los propietarios de las barcas percibirían así una compensación equivalente a 15 días laborables (en lugar de los más de 40 que no salieron a trabajar).

Y es que, casi un año después, todavía no han cobrado la subvención que ahora gestiona el Gobierno, que proviene de fondos europeos. Tampoco los armadores de cerco han percibido la compensación por la veda del año pasado... ni por la de este.

Regeneración

De todas formas, el motivo principal del cambio de fechas no es el retraso en el cobro de la subvención (la provincia de Castellón para dos meses, algo casi inédito en los puertos del Mediterráneo español), sino que los armadores paran cuando creen «que es mejor» para la regeneración de los caladeros, señala el patrón mayor de la Cofradía Sant Pere, del Grao, Manu Peña. No en vano, julio y agosto son los meses más habituales en que, desde la elaboración del plan experimental de 1968, la flota de arrastre castellonense ha venido realizando la veda biológica.

Este año, al menos cuatro puertos (el Grao, Peñíscola, Benicarló y Vinaròs, a falta de conocer lo que haga Burriana, que suele actuar por su cuenta y apenas amarra la flota) volverán así a parar en los meses tradicionales. Son además los más calurosos y, en que, al contrario de lo que se argumentó el año pasado, y que se comprobó que no es cierto, el pescado no mejora sus precios de venta, con muchos arrieros y pescaderías de vacaciones.