El Ayuntamiento de Castellón ha logrado cerrar el 2016 con un superávit de 28,8 millones de euros y un remanente de tesorería de 16 millones. La liquidación del presupuesto se ha efectuado, de nuevo, con cifras en positivo que reflejan el saneamiento contable y financiero de la institución, que ha cumplido todos los parámetros económicos que exige el Gobierno central, como es el caso del límite del endeudamiento, la estabilidad presupuestaria, la regla de gasto y el cumplimiento del período de pago a proveedores.

Unas cifras que, en opinión de la alcaldesa, Amparo Marco, reflejan el «buen hacer» del Ayuntamiento en materia económica. Considera que en el contexto financiero de la institución, con una herencia de una elevada deuda del Gobierno anterior, la obtención del superávit es «una buena noticia, ya que permitirá seguir reduciendo el endeudamiento y, por lo tanto, impulsar más políticas sociales y de empleo. Además, de permitir avanzar en la línea de disminución de la presión fiscal y de la bajada de impuestos».

El remanente es el resultado de descontar las obligaciones pendientes de aplicación al presupuesto (las denominadas facturas en el cajón), y el pago de las inversiones financieramente sostenibles de 2016, así como la amortización de la deuda obligada por mandato legal. Aún así, no se podrá invertir en su totalidad, al existir restricciones legales para las administraciones en lo relativo a la estabilidad presupuestaria y el techo del gasto. El Ayuntamiento está sujeto, también, al cumplimiento de un plan de ajuste que tiene vigencia hasta 2022, como consecuencia de la ayuda financiera que prestó el Gobierno en 2012.