Las lluvias de principios de año se están dejando notar en el caudal del río Millars, especialmente a su paso por Almassora, donde desemboca. Este hecho supone, según fuentes municipales, un escollo añadido para la lucha contra los mosquitos, que, al igual que en otras localidades vecinas, ya ha hecho acto de presencia.

«Uno de los problemas detectados es el notable caudal de agua en estas fechas, lo que favorece la aparición de mosquitos», apuntan desde el consistorio. La concejala de Medio Ambiente, María José Tormo, insiste en que Almassora fue pionera este año en las prospecciones de mosquitos (comenzaron la primera semana de enero) y que comportaron las primeras fumigaciones en marzo. Desde hoy, los controles se intensifican y acortan en el tiempo.

A LA ESPERA

A pesar de que el Millars también transita por Vila-real y Burriana, de momento, ambos consistorios aseguran no tener constancia de molestias. Y es que es en la zona de la desembocadura donde se detectan los principales focos, ya que hay mayor cantidad de agua estancada.

El aumento del caudal de agua en el río es un hecho, según los últimos datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CGH). El Millars cuenta, actualmente, con 126,6 hectómetros cúbicos, frente a los 109 del año pasado.

De forma paralela, el Servicio de Plagas de la Diputación sigue con sus informes. El último insta al Ayuntamiento de Burriana a realizar tratamientos antimosquitos tras detectar la presencia de larvas. En este sentido, el concejal de Sanidad, Manel Navarro, justifica la prevención que se está realizando, asegurando que se adelantaron los testeos y se avanzaron a enero los primeros tratamientos larvicidas, y a principios de marzo se había terminado de aplicar la tecnología de pintura Inesfly en 600 imbornales.