La nueva Ejecutiva del PSOE que capitanea Pedro Sánchez se afana estos días en propagar a los cuatro vientos que no tomará partido en la pugna para liderar el PSPV. Es lo que se desprendería en primera instancia de las declaraciones realizadas por el portavoz de la nueva dirección socialista, Óscar Puente, quien ha dicho: «No vamos a defender a un candidato, ni atacar a otro. Vamos a defender una posición de absoluta neutralidad. La experiencia nos dice que a los militantes lo mejor es no decirles lo que tienen que hacer».

Nada más lejos de la realidad. Al menos los gestos y no pocas palabras indican todo lo contrario. Y el mayor ejemplo se sitúa en el impulso y promoción que el nuevo secretario de Organización federal, José Luis Ábalos -con el beneplácito de Sánchez- ha brindado al alcalde de Burjassot, Rafael García para que se enfrente en primarias al president Ximo Puig y debilitar su liderazgo.

Dice la nueva Ejecutiva del PSOE que no va a alentar ninguna candidatura alternativa a Puig pero la presentación de García del pasado lunes contó con dos miembros de esa nueva dirección sanchista: la castellonense Susana Ros y el exalcalde de Elche Alejandro Soler, amén del único de la provincia que forma parte del recién nombrado comité federal, Josep Lluís Grau. Otro gesto.

MÁS DATOS

Se suma a esta línea lo dicho por Soler en una emisora de radio, en la que aseguró que no incluiría como miembro de la ejecutiva en las primarias del PSPV, para añadir a continuación que «personalmente» su posición será la de votar a Rafael García.

Mientras el presidente de la Diputación de Valencia, Jorge rodríguez, aseguró ayer que «sería un gravísimo error» que la dirección federal apoyara a un candidato, el ritmo neutral, del equipo lo alimenta, Óscar Puente, quien esta semana ha sido de todo menos precisamente eso, neutral.

BICEFALIA

El también alcalde de Valladolid ha dicho que el rol de los barones territoriales en el futuro será el que les corresponde: «Gobernar en su tierra y no marcar la pauta al partido», y les ha advertido de que su supervivencia dependerá de su «capacidad de adaptación» y «para leer el momento del Partido Socialista». Hay más.

No ve «problema» en que los presidentes autonómicos dejen de ser secretarios generales de sus federaciones, como es el caso de Ximo Puig como president de la Generalitat y líder del PSPV, si así lo deciden los militantes. «Una cosa es el liderazgo del partido y otra el institucional, yo no veo problema, porque los dos liderazgos responden a claves diferentes», señala Puente.

EN CAMPAÑA

En el día después de que Puig hiciera oficial su candidatura, sus partidarios reaccionaron ya con un acto público en Valencia. Un grupo de militantes del PSPV explicitó su apoyo a la opción del president para revalidar su cargo al frente de la secretaría general para que, «introduciendo los cambios necesarios», lidere una «nueva etapa».

Por su parte, Ximo Puig, ayer, no quiso terciar en ninguna polémica interna de su partido y durante la jornada se dedicó a desempeñar su rol institucional: «Mi gran misión, incluso también como secretario general del PSPV, es presidir la Generalitat».